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“Como científico puedo afirmar que la homosexualidad se hace”

El doctor Jokin de Irala, médico e investigador de la Universidad de Navarra, explica que la exclusión de esta conducta del manual de enfermedades de la APA se realizó por simple votación. Cuestiona el hecho de que cualquier crítico al fenómeno es considerado homófobo.

El profesor doctor Jokin de Irala, máster en salud pública y especializado en afectividad y sexualidad humana, señala en esta entrevista la necesidad de pasar al plano científico el debate sobre la homosexualidad. Afirma que ella es un desarrollo inadecuado de la identidad sexual y asegura que es posible el cambio de conducta de los que sienten atracción hacia las personas del mismo sexo.

¿Existe evidencia científica de que se nace homosexual?

– Como científico diría que la homosexualidad se hace, no se nace, rotundamente. Hay que afirmar que efectivamente no existe ninguna evidencia científica que avale la teoría genética de la homosexualidad o que ella pueda ser innata. Especialistas en homosexualidad que trabajan en asociaciones científicas como la NARTH en EEUU (Asociación nacional de investigación y terapia de la homosexualidad) afirman que se trata de un desarrollo inadecuado de la identidad sexual. Por ello, deberíamos por lo menos aceptar que el debate científico sobre este tema pueda seguir existiendo.

¿De dónde nace la corriente de pensamiento que afirma que es una opción sexual normal?

– Esto de que uno nace homosexual tiene su origen en los años 70, cuando los activistas de la homosexualidad en EEUU hicieron mucho lobby para que la APA, que es la Asociación Americana de Psiquiatras, quitara este tema del manual de clasificación de enfermedades. Entonces, lo que hicieron fue provocar una votación, y fueron a votar el 25 por ciento de los miembros, y allí salió un 69% a favor de retirar la homosexualidad de ese material. Que yo sepa, es el único ejemplo en la medicina donde algo se decide si es o no enfermedad por una votación simple de quienes asisten a una reunión. Imagínese que se haga una votación por la sociedad española de endocrinología votando a favor o en contra de que la obesidad es un problema de salud o no. Esto no tiene precedentes. Lo que hay que hacer es analizar el problema con estudios científicos.

¿Se trata de una conducta que se puede modificar?

– Hay datos científicos, estudios publicados en revistas científicas que muestran que la homosexualidad sí se puede modificar con una terapia adecuada, incluso en EEUU hay asociaciones de ex gays. Muchos de ellos protestan porque dicen que estos grupos de activistas no dejan que se sepa que el cambio es posible. Y no solo no dejan que se sepa, sino que no admiten que alguien pueda libremente pedir ayuda. Así, por ejemplo, se tiene el caso de un juez de Lombardía (Italia) que ha declarado ilegal ayudar a un homosexual aunque te lo pida libremente. Esto es increíble. Es un atentado contra la autonomía del paciente.

¿Y en qué se basan?

– Señalan que la terapia es casi una tortura, traumática, con electroshock. Sin embargo, no tiene nada que ver con eso. El tratamiento es básicamente psicoterapia. Pero no se puede impedir que las personas elijan pedir libremente ayuda. Pero hay que decir que hoy se utiliza el término AMS para identificar a las atracciones por personas del mismo sexo, porque una cosa es que uno pueda tener atracciones por personas del mismo sexo y otra es que alguien, fruto de esas atracciones, acabe teniendo relaciones sexuales de tipo homosexual. El hecho de que uno tenga la atracción no significa que sea homosexual, en absoluto. De hecho, hoy en día, con al ambiente que hay, pro homosexual, con la cultura que hay, se tienen muchos casos de jóvenes que simplemente tienen una confusión y requieren de ayuda.

¿Y cuáles serían las causas de esta conducta?

– Hay diversas posibles causas, pero parece ser que lo que más casos de homosexualidad está produciendo es una mala identificación con la figura del varón o de la mujer en la familia. Es muy común el paradigma de padre autoritario, pasivo, ausente en la vida de un varón que a lo mejor es sensible, perfeccionista. O una madre muy posesiva desde el punto de vista emocional. Eso es una de las mayores vías que lleva a la homosexualidad.

¿Hay otras?

– Otra vía que está mezclada con esta es que ese varón, por ejemplo, sensible -y que no es nada malo que lo sea- , por esa sensibilidad los de su sexo lo rechacen en su colegio. Ese rechazo puede llevar a una baja autoestima como varón y, por consiguiente, cuando llegue a la pubertad, a una orientación homosexual. Otra vía es la conocida ambigüedad de la identidad sexual en el adolescente. Es normal que un adolescente, varón o mujer, pueda tener dudas de su identidad sexual, pero esa ambigüedad bien llevada, fortaleciendo la identidad masculina o femenina de los jóvenes, no genera problemas, lleva a la heterosexualidad. El problema actual es que eso está mal llevado y se le dice a ese joven que lo que tiene que hacer es salir del armario o del clóset.

¿Hay problemas de salud ligados a esta conducta?

– Sí, la actividad sexual de tipo homosexual conlleva problemas de salud, algunos de los cuales son específicos. Además de los problemas asociados a la promiscuidad sexual y las infecciones de transmisión sexual, que también hay entre heterosexuales promiscuos, existen problemas asociados a la utilización de los órganos sexuales sin tener en cuenta que por su “diseño” están orientados a la complementariedad entre varón y mujer.

¿Por qué a pesar de los datos científicos se sigue negando el problema?

– Hay muchas razones. La primera es que hay desinformación. Muchos profesionales no manejan estos datos y solo toman el manual de la APA. Luego están las ideologías. Los intereses económicos y también está la realidad del miedo. Hay profesionales que saben de esto, pero el precio que tienen que pagar al afirmarlo es muy caro. Si en España un psiquiatra pusiera una placa que es terapeuta de la homosexualidad, lo lógico es que le quemen el portal de su consultorio y puede quedar sin clientes.

¿Dónde estaría el equilibrio?

– El equilibrio está en reinvindicar un respeto incondicional por toda persona con sentimientos homosexuales. Habría que compatibilizar ciencia con respeto a la libertad; debe de ser posible el debate científico con respecto al tema. Debe ser posible que yo como científico opine sobre la homosexualidad sin que se me llame homófobo solo porque tengo una postura contraria a las organizaciones gays.

Hay también mucho de sentimiento en este tema…

– Efectivamente, por eso es necesario sacar este tema del sentimiento y del afecto. Hay gente que te dice: “Mi hijo homosexual es buena persona y yo le quiero”. Y claro que sí, y está bien, pero eso no tiene nada que ver con lo que estamos diciendo. No es una cuestión de ser mala o buena persona, no es una cuestión de sentimiento. Tú puedes y debes amar mucho a tu hijo homosexual; ahora eso no quiere decir que no le puedas plantear que tu opinión es que tiene un problema y que además que tiene una solución posible. Es como si el debate sobre la diabetes fuera que los diabéticos son buenas personas, pues esto es llevar el debate a los sentimientos.

Pero hay miedo a discriminar.

– Claro que la discriminación es una barbaridad, pero eso no quiere decir que tenga derechos a adoptar, por ejemplo. No hay que mezclar, ese es otro problema. El problema es que hoy se intenta etiquetar de homófobo a cualquiera que simplemente no opine en la línea del homosexualismo político.


(Entrevista en 02 de marzo de 2011.)

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