El Cuerpo Gobernante
No que seamos nosotros amos sobre la fe de ustedes, sino que somos colaboradores para el gozo de ustedes, porque es por su fe que ustedes permanecen firmes. — 2 Corintios 1:24.
La declaración citada aquí arriba por Pablo vino a mi mente repetidas veces durante mis nueve años de participación en el Cuerpo Gobernante de los Testigos de Jehová. Yo desearía que todos los Testigos pudiesen tener la experiencia de tal participación. Quizás entonces ellos podrían entender lo que las palabras por sí solas no pueden comunicar.
Para aclarar lo que es el Cuerpo Gobernante:
Los Testigos de Jehová entienden que Cristo Jesús, como Cabeza de la congregación, alimenta y gobierna a su congregación por medio de la clase del “esclavo fiel y discreto”. Esta clase ahora se dice que está compuesta de un remanente de 144.000 personas ungidas como herederos del reino celestial de Cristo.[1] No obstante, de entre esa clase hay un número pequeño de hombres que obra como el cuerpo gobernante y llevan a cabo todas las funciones administrativas para la congregación global, no sólo para el presente número de unos 8.000 “ungidos” de entre los cuales estos hombres son seleccionados, sino también para aproximadamente 6,1 millón de otras personas asociadas, quienes no se consideran estar entre los herederos celestiales.[2]
Parecía ser una imponente responsabilidad para mí cuando llegué a ser uno de los once miembros del Cuerpo Gobernante en 1971 (este número más tarde creció hasta llegar a sumar dieciocho en 1977 y a partir del año 2004 sumaban 10 en esa posición).[3] Sin embargo, las primeras sesiones de las reuniones semanales (que se sostenían todos los miércoles) a las cuales asistí, resultaron ser algo muy diferentes de lo que yo esperaba.[4]
Una presidencia rotativa en las reuniones había sido recientemente puesta en vigor y el vicepresidente, Fred Franz, era el presidente en ese año. No obstante los asuntos que se habrían de discutir se determinaban por el presidente de la corporación, Nathan Knorr. Cualquier asunto que él consideraba aconsejable que el Cuerpo discutiese él lo traía a la reunión, y por lo general esa era la primera vez que teníamos algún conocimiento del asunto en cuestión.
Durante algunas semanas las reuniones simplemente consistieron de una consideración de listas de recomendaciones para nombramientos de representantes viajeros en diferentes países — la cual lista incluía, el nombre, la edad, fecha de bautismo, si la persona era de la clase de los “ungidos” o no, y los años de servicio a tiempo completo eran leídos. En la vasta mayoría de los casos estos eran nada más que nombres para nosotros; raras veces conocíamos alguno de los individuos envueltos. Así que, después de escuchar tales lecturas de listas de Surinam, Zambia o Sri Lanka, votábamos por el nombramiento de estos hombres.4 Recuerdo que Thomas Sullivan (generalmente llamado “Bud”) quien entonces tenía más de ochenta años de edad, estaba casi ciego y con mala salud. Él repetidamente se quedaba dormido durante estas sesiones, parecía ser una lástima tener que despertarlo sólo para que votase sobre unos asuntos de los cuales él sabía muy poco. En ocasiones una reunión entera duraba sólo unos cuantos minutos; recuerdo bien que hubo una que duró sólo siete minutos (esto incluyendo la oración de apertura).
De vez en cuando el presidente Knorr traía alguna “correspondencia problemática” relacionada a preguntas en cuanto a la conducta de Testigos individuales, y se esperaba que el Cuerpo decidiese qué política adoptaría respecto a tales personas, si la conducta en particular requiriese una expulsión, si alguna disciplina menor ó si ninguna acción debiese tomarse. Durante ese período (y hasta el 1975) se esperaba que todas las decisiones fuesen unánimes. Después de las discusiones, se presentaba una moción, esta se secundaba, y entonces el presidente pedía que se levantaran las manos. Si no se obtenía un voto unánime, ya que ocasionalmente algunos no votaban por una moción, generalmente alguna solución de compromiso se desarrollaba para tratar de lograr que hubiese unanimidad.
Como es natural en estas circunstancias, había cierto sentido de presión para estar en acuerdo con la mayoría en lugar de ser la única nota discordante y entonces dar la impresión de ser independiente o estar fuera de armonía. Hubo votaciones donde yo no levanté la mano, pero como regla general me ajustaba al grupo. En unos cuantos casos donde mi abstención resultó en que alguien presentara una moción de compromiso, aunque la moción nueva aún me parecía incorrecta me sentía obligado a votar con la mayoría. Parecía necesario acceder para que los asuntos se decidieran y concluyesen, ya que era mejor que dejarlos estancados. Sin embargo, comenzaron a surgir asuntos que cada vez se hacían más y más difíciles para mí.
A medida que las semanas fueron transcurriendo hubo deliberaciones sobre temas tales como si un padre llena los requisitos para ser anciano si él le permite a un hijo o hija menor de solo 18 años casarse; o si cualifica para ser anciano si éste permite que un hijo o hija emprenda una educación universitaria;[5] si un hombre en la congregación cualifica para ser anciano si trabaja en turnos rotativos y algunas veces (por sus turnos de noche) falta a reuniones; si los ancianos pueden aceptar evidencia circunstancial de adulterio, o si el testimonio de una esposa en cuanto a la confesión de su esposo de adulterio es válido para un divorcio que sea bíblico, y poder tener segundas nupcias; si un divorcio es bíblicamente aceptable, cuando un caso de adulterio se ha cometido, y el cónyuge culpable ha sido quien ha solicitado y obtenido tal divorcio en lugar de la parte inocente;[6] qué validez tiene un divorcio que se obtuvo pero no bajo la base de adulterio, si luego de otorgado el divorcio, sale la luz evidencia que antes del divorcio hubo adulterio; y cuál sería la situación si hubiese adulterio después de otorgado el divorcio; si un cónyuge inocente por tener relaciones sexuales con su cónyuge adúltero (después de saber de su adulterio) por eso ha cancelado su derecho de divorciarse de ése cónyuge y el quedar libre para casarse nuevamente; si es apropiado que un Testigo pague una multa si esa multa le fue impuesta por violar una ley al cumplir con su responsabilidad de predicar, o por haber mantenido una posición en adherencia a las creencias de los Testigos;[7] si es apropiado enviar alimentos o alguna otra ayuda por medio de la Cruz Roja (el argumento principal aquí es que la cruz es un símbolo religioso y por lo tanto la organización de la Cruz Roja se considera una organización cuasi-religiosa; esta discusión fue bastante larga y tuvo que ser continuada en una subsiguiente reunión); también cuestiones relacionadas con la práctica existente en la Sociedad de enviar dinero a países (como por ejemplo, Indonesia) a través de canales irregulares que favorecen más el cambio de los dólares estadounidenses, cuando en el país existen leyes prohibiendo tales prácticas; también la práctica de hacer llegar ciertos equipos a algunos países de una manera que se evite el pago de impuestos de importación mandatarios por ley; si los Testigos que pertenecen a sindicatos obreros pueden aceptar sus deberes en una huelga, o en cambio aceptar las ordenes de la unión como limpiar las oficinas del sindicato, en lugar de participar en el piquete; si los Testigos pueden responder al llamado a trabajar en los campos de algodón como sustituto al servicio militar (esta nos llegó de Bolivia).
Estos son sólo algunos ejemplos parciales de los asuntos considerados durante los primeros dos años, más o menos, de yo estar en el Cuerpo. El efecto de nuestras decisiones era considerable en su impacto en la vida de los demás. Por ejemplo, en los asuntos de divorcio, los ancianos en la congregación sirven como una especie de corte religiosa y si ellos no están satisfechos en cuanto a la validez de un divorcio, el individuo quien se divorcia y se vuelve a casar, se expone a ser expulsado.
Un asunto, que no está en lo que ya se ha mencionado, pero que produjo considerable discusión, tuvo que ver con una pareja de Testigos en California. Alguien había visto en la alcoba de ellos cierta literatura y fotografías que tenían que ver con prácticas sexuales no usuales. (No recuerdo que llegáramos a saber, exactamente, cómo la persona que informó sobre esto obtuvo acceso a la alcoba de la pareja.) La investigación e interrogatorio por los ancianos locales confirmó que la pareja participaba de relaciones sexuales más allá de la simple copulación genital.[8] La correspondencia de los ancianos llegó a Brooklyn y se le solicitaba al Cuerpo Gobernante que decidiera en cuanto a qué acción, si cabía alguna, se tomara hacia la pareja.
Hasta el momento en que se nos leyó la correspondencia esa mañana, ninguno de nosotros, aparte del presidente, había tenido oportunidad alguna de pensar sobre el tema. Sin embargo, después, en un par de horas se llegó a la decisión que la pareja estaba sujeta a una expulsión. Esto más tarde, fue presentado como la norma formal pública que se aplicaba a todo Testigo que voluntariamente se envolviera en prácticas similares.[9]
El material publicado se entendió y se aplicó de tal manera que los cónyuges se sentían obligados a informarles a los ancianos si alguna de tales prácticas existía o se desarrollaba en su matrimonio, ya fuese éste por resultado de un acuerdo mutuo o por la iniciativa de uno de los cónyuges. (En el último caso se esperaba que el cónyuge quien no inició la acción fuese a los ancianos e informara sobre esto, si se diese el caso que quien la inició no estuviese dispuesto a confesarlo.) El no informar el asunto generalmente se consideraba como una señal de falta de arrepentimiento y como un factor de peso a favor de una expulsión. La creencia de que la expulsión lo separa a uno de la organización donde la salvación se encuentra, así como de los amigos y parientes, impone tremenda presión en la persona para que se ajuste a las reglas, no importa
cuan difícil pueda ser tal confesión (o informe).
La decisión del Cuerpo Gobernante en el 1972 resultó en un número considerable de “audiencias judiciales” a medida que los ancianos investigaban informes o confesiones sobre las prácticas sexuales envueltas. Las mujeres sufrieron dolorosos bochornos en tales reuniones judiciales a medida que respondían a las preguntas de los ancianos en relación con las prácticas íntimas en sus relaciones maritales. Muchos matrimonios donde uno de los cónyuges no era Testigo sufrieron un período turbulento, con el cónyuge quien no era Testigo objetando fuertemente a lo que, él o ella, consideraba como una invasión impropia de la privacidad de la alcoba. Algunos matrimonios fueron deshechos resultando en divorcio.[10]
Una cantidad sin precedente de correspondencia nos llegó en los siguientes cinco años, la mayor parte de esta era preguntándonos cuál era la base bíblica para que los miembros del Cuerpo Gobernante se inmiscuyesen en las vidas privadas de los demás y expresando la incapacidad de poder ver la validez en los argumentos presentados para apoyar la posición que fue tomada. (La porción principal de las Escrituras en la cual se apoyaba la posición era Romanos 1: 24, 27, y los que les escribían a la Sociedad señalaban que no podían ver cómo esto se podía aplicar correctamente a las relaciones heterosexuales, entre un hombre y su esposa.) Otras cartas, a menudo procedentes de esposas, sencillamente expresaban confusión y angustia sobre su incertidumbre en cuanto a lo que era apropiado en sus “caricias antes del coito”.
En una de estas cartas, una mujer quien había hablado con un anciano y él le dijo que le escribiera al Cuerpo Gobernante para recibir “una respuesta segura”. Así que ella nos escribió, expresando que ella y su esposo se amaban profundamente y luego describió “cierto tipo de caricias sexuales antes del coito” que acostumbraban a practicar, afirmando que “creo que es un asunto de conciencia, pero les escribo para estar segura”. Sus palabras finales fueron:
Tengo miedo, me siento herida, y estoy más preocupada ahora acerca de los sentimientos [de mi esposo] para con la verdad… Yo sé que ustedes me dirán lo que debo hacer.
En otra carta típica un anciano escribió, diciendo que tenía un problema que deseaba resolver en su mente y corazón y para hacer esto él sentía que “lo mejor era contactar la ‘madre’ para su consejo.”[11] El problema tenía que ver con su vida marital sexual y dijo que tanto él como su esposa se sentían confusos en cuanto a “dónde trazar la línea en las caricias preliminares antes de consumar el coito”. Él, le aseguró a la Sociedad que ambos: “seguiremos al pie de la letra el consejo que ustedes nos den.”
Estas cartas indican la confianza implícita que estas personas llegaron a depositar en el Cuerpo Gobernante, y la creencia de que los hombres que formaban ése cuerpo podían decirles a ellos “hasta dónde llegar” en aspectos tan íntimos de sus vidas, y el hecho que ellos justamente debían apegarse a esos límites “al pie de la letra”.
Muchas cartas salieron de la Sociedad en respuesta, a menudo tratando de proveer alguna clarificación limitada (diciendo, sin exactamente decir) en cuanto a qué caricias preliminares sexuales estaban dentro de los confines de lo que se había condenado, y otras caricias que por lo tanto estaban exentas.
Un memorando de un miembro del Departamento de Servicio de la Sociedad, del 14 de junio de 1976, cual considera una conversación telefónica con un instructor de seminarios (cursos conducidos con ancianos). El memorando relata que el instructor había telefoneado acerca de un anciano quien estaba asistiendo al seminario y quien había confesado sobre ciertas prácticas sexuales desaprobadas dentro de su matrimonio. El memorando dice:
El hermano [el nombre del instructor aparecía aquí] íntimamente discutió el asunto con él para determinar si realmente era copulación oral lo que estaba envuelto… [El instructor] le había dicho que en vista de las circunstancias él debería ir a otros miembros del comité, y sucedió que los otros dos miembros del comité, estaban en clase, así que él fue y habló con ellos. Ahora [El instructor] estaba preguntándose sobre qué otra cosa se debería hacer… Se le sugirió a [él] que le escribiera un informe completo a la Sociedad sobre el asunto de modo que cuando en el futuro surgiera otro caso como éste, ya tuviese las directrices de cómo manejar el asunto y así no tendría que volver a llamar.
Esto ilustra hasta qué extensión el interrogatorio había entrado en la intimidad y hasta que extensión la organización, desde sus oficinas principales, supervisaba toda la situación.
Carta tras carta revelaba que las personas implicadas consideraban que ellas tenían la responsabilidad delante de Dios de informarles a los ancianos sobre cualquier desvío de las normas establecidas por el Cuerpo Gobernante. A un hombre de la parte central mediana de uno de los estados en los EE.UU., quien confesó haber infringido una decisión del Cuerpo Gobernante en su relación marital con su esposa se le dijo por los ancianos que ellos estarían escribiendo sobre este asunto a la Sociedad; él también añadió una carta suya. Ocho semanas pasaron y escribió otra vez a Brooklyn, diciendo que “la espera, la ansiedad y la anticipación es casi más de lo que puedo soportar.” Él dijo que había sido removido de todas las responsabilidades en la congregación, incluyendo el ofrecer oraciones en las reuniones, y que “casi semanalmente pierdo algo por lo cual me he esforzado y orado por treinta años.” Él rogó por una pronta contestación, diciendo:
Necesito alivio para mi angustia mental, necesito saber en qué posición me encuentro con la organización de Jehová.
Algunos ancianos se esforzaron por abordar de una forma más moderada el asunto. Sin embargo, al hacer esto les ponía en una situación precaria y corrían el riesgo de ser reprendidos por las oficinas principales en Brooklyn. Considere la siguiente carta, enviada por el Departamento de Servicio de la Sociedad a uno de los cuerpos de ancianos (los nombres se han eliminado, e igualmente los nombres de lugares específicos, para proteger la privacidad de las personas envueltas).
Esta es una copia de la copia original al carbón, por consiguiente, no lleva firma estampada de la Watch Tower. El símbolo “SCE” identifica al escritor de la carta como Merton Campbell del Departamento de Servicio de Brooklyn.
Traducción:
SCE:SSE
SCE: SSE 4 de agosto de 1976
Cuerpo de ancianos de la congregación ________________
de los Testigos de Jehová,
M ____________ c/o _______________
W________ M________
Estimados hermanos:
Tenemos una copia de la carta fechada 21 de junio del comité de la Congregación S_____________ en California, en la cual escriben acerca de asuntos relacionados con J_____________ .
Por favor déjennos saber si alguno de los ancianos en la congregación ha estado suministrando consejos incorrectos respecto asuntos que tienen que ver con el sexo oral. Si alguno de los ancianos en la congregación ha aconsejado a personas casadas al efecto de que no sería impropio que participara en el sexo oral, entonces, ¿sobre qué base se dio tal consejo? Si se dio consejo incorrecto, entonces déjennos saber si se han dado pasos apropiados para corregir cualquier mal entendimiento de parte de las personas a quienes se les dio consejo el incorrecto, y déjennos saber si los ancianos envueltos están ahora de acuerdo con lo que se ha declarado en las publicaciones de la Sociedad con respecto al sexo oral.
Si cualquiera de ustedes hermanos, como anciano, ha estado aconsejando a individuos al efecto de que el sexo oral sería permisible como parte de las caricias antes del coito, sepa que tal consejo no es correcto.
Gracias por la atención dada al asunto aquí mencionado. Que la rica bendición de Jehová siga con ustedes a medida que siempre procuran cuidar de sus responsabilidades como ancianos de una manera ejemplar.
Sus hermanos,
cc: Comité judicial de la congregación en S_____________________ de los Testigos de Jehová, Ca.
Interesantemente, algunos ancianos sintieron que la posición del Cuerpo Gobernante era, si algo, indulgente o limitada. Una carta enviada por un anciano de los Estados Unidos dice:
Algunos hermanos más viejos consideran que el Cuerpo Gobernante podría haber ido aún más allá al condenar las prácticas no naturales entre parejas casadas, e incluir el asumir ciertas posiciones al efectuar el acto sexual…
Más tarde el mismo anciano expresa su propia manera de sentir, diciendo:
Ya que Jehová entró en gran detalle en este capítulo [18] de Levítico, como también en otros capítulos, en lo referente al comportamiento sexual, ¿por qué es que no hay declaraciones hechas para parejas casadas en cuanto a la forma aceptable o no aceptable del contacto sexual? ¿No es probable que Jehová hubiera hecho esto si él hubiera querido que esta zona personal y privada del matrimonio estuviese abierta al escrutinio y a las opiniones de los “jueces” y “los hombres ancianos” de Israel, de modo que se tomara la acción apropiada en contra de individuos ofensores?
Algunos de estos afectados por el reglamento de la organización fueron personas cuyas funciones sexuales normales habían sido seriamente impedidas debido a casos donde estuvo envuelto una operación o un accidente. Algunas de éstas personas expresaron gran angustia en cuanto a la situación que les había colocado la decisión del Cuerpo Gobernante.
Una de estas personas que había quedado impotente y desde entonces, había, estado cumpliendo con su función sexual por uno de los medios ahora condenados por la organización. Antes de la decisión del Cuerpo Gobernante dijo que él había logrado dejar de sentirse como un medio hombre, ya que aún podía brindarle satisfacción sexual a su esposa. Ahora, escribió diciendo que no podía ver prueba bíblica para la posición tomada en la revista La Atalaya, pero que su esposa consideraba un deber el obedecer, y debido a que él la amaba, accedió. Dijo que sabía que él era el mismo de antes, sin embargo, emocionalmente se estaba desmoronando, ya que temía que su matrimonio quedara seriamente afectado. Rogó que se le informara si es que había algún “pretexto legal” permisible dentro de la voluntad de Dios que le permitiera tener la satisfacción de poder agradar a su esposa.
Todas estas situaciones ejercieron considerable presión sobre las conciencias de los ancianos, quienes tenían la encomienda de tratar con los violadores de la decisión del Cuerpo Gobernante. En la conclusión de la carta previamente mencionada de un anciano, ese anciano afirma:
Encuentro que sólo puedo utilizar las leyes y los principios en la Biblia que yo entiendo con algún grado de sinceridad y convicción al representar a Jehová y Cristo Jesús, y si tengo que administrar estas leyes y principios al ejercer mis responsabilidades como un anciano en la congregación, lo quiero hacer, no porque he llegado a dar por sentado que ésta es la organización de Jehová y la seguiré no importa lo que diga. Si no más bien, hacerlo porque verdaderamente creo que es bíblicamente sostenible y correcto. Sinceramente quiero continuar creyendo como Pablo amonestó a los tesalonicenses en el segundo capítulo, versículo trece, que hay que aceptar la palabra de Dios, no como palabra de hombres, sino, como lo que verdaderamente es, como la Palabra de Dios.
Su posición es notable. Francamente dudo que hoy en día muchos ancianos se sentirían libres para expresarse a si mismos de esta manera, declarando su posición de forma tan clara, en términos francos.
Aunque encuentro que las prácticas sexuales envueltas son definitivamente contrarias a mis normas personales, puedo honestamente decir que yo no favorecí la decisión de expulsión hecha por el Cuerpo. Pero eso es todo lo que puedo decir. Puesto que cuando tuvo lugar la votación yo me amoldé a la decisión de la mayoría. Me sentí consternado cuando el Cuerpo me asignó a preparar material en apoyo de la decisión, aún así acepté la asignación y lo escribí según lo deseaba el Cuerpo, en conformidad con su decisión. No obstante no puedo decir que obré de acuerdo al mismo excelente punto de vista expresado por el anciano que acabo de citar. Mi creencia en la organización, como la única agencia de Dios en la tierra, ocasionó que hiciera lo que hice en ese tiempo, sin sentir particularmente grandes remordimientos de conciencia.
La mayor parte de la correspondencia sobre este tema nunca llegó al Cuerpo Gobernante, ya que se manejaba por los miembros del personal asignado a los “escritorios de correspondencia” o por los miembros del Departamento de Servicio. Sin embargo, estoy seguro de que varios miembros del Cuerpo Gobernante, tenían que haber estado al tanto, posiblemente por medio de contactos personales y conversaciones, que muchos consideraban que se había invadido impropiamente la vida privada de las personas.
Cuando finalmente, después de unos cinco años, el asunto surgió otra vez en la agenda, la norma de expulsión fue anulada y en efecto, el mismo Cuerpo Gobernante, ahora se retiró de esa zona íntima en la vida de los demás. De nuevo, el Cuerpo me asignó a que preparara material para ser publicado, esta vez informando acerca del cambio. Hallé que era personalmente satisfaciente poder expresar reconocimiento, aunque algo ambiguamente, de que la organización había estado equivocada.
La Atalaya del 15 de julio de 1978, páginas 30-32, contenía tal material, el cual incluyó el siguiente punto:
Sin embargo, al continuar examinando cuidadosamente este asunto hemos llegado a la convicción de que, en vista de la ausencia de una clara instrucción bíblica, éstos son asuntos por los cuales la pareja casada misma tiene que llevar la responsabilidad delante de Dios y que estas intimidades maritales no llegan a estar dentro de la esfera de acción de los ancianos de la congregación de modo que éstos deban intentar controlarlas o expulsar con tales asuntos como la única base. Por supuesto, si alguien opta por acercarse a un anciano para solicitar consejo, esa persona puede hacerlo, y el anciano puede considerar con tal persona principios bíblicos, obrando como pastor, pero sin intentar, en realidad, “ejercer función policíaca” con relación a la vida marital del inquiridor.
Esto no debe tomarse como un perdonar voluntariamente todas las diferentes prácticas sexuales en las cuales participa la gente, porque de ninguna manera es así. Esto simplemente expresa un profundo sentido de la responsabilidad de dejar que las Escrituras gobiernen y retraernos de adoptar una posición dogmática donde la evidencia no parece suministrar suficiente base. También expresa confianza en el deseo del pueblo de Jehová en conjunto de hacer todas las cosas como para él y reflejar sus espléndidas cualidades en todos sus asuntos. Expresa una anuencia a dejar el juicio de estos asuntos maritales íntimos en las manos de Jehová Dios y su Hijo, quienes tienen la sabiduría y el conocimiento necesario en cuanto a todas las circunstancias para dar las decisiones correctas.
Realmente, ése fue mi sentir con relación al enorme monto de asuntos que nos fueron presentados, donde realmente no había base en las Escrituras para tomar una posición dogmática en cuanto a la vasta mayoría de los asuntos donde se nos pedía que tomásemos una decisión. Le expresé este punto de vista aquí y fue aceptado por el Cuerpo en este punto. Luego en el futuro les expresé este mismo punto de vista una y otra vez pero rara vez fue aceptado.
Al examinar las cartas que tengo a la mano, algunas de las cuales he presentado, la satisfacción que sentí al escribir el material que corrigió la posición inicial me parece algo vacío. Ya que sé, que no importa lo que se diga, nunca podrá compensar o reparar todo el daño, la vergüenza, confusión mental, angustia emocional, dolores por sentido de culpabilidad, y la ruina de matrimonios, todo como resultado de la decisión anterior — una decisión hecha en unas pocas horas por hombres, donde la mayoría de los cuales estaban
considerando el asunto “fríamente”, sin ningún conocimiento previo, sin tiempo para pensar ni meditar, ni para orar sobre el asunto, ni examinar las Escrituras al respecto, pero cuya decisión fue, pese a, puesta en vigor globalmente por cinco años y afectó a muchas personas
por el resto de sus vidas. No había necesidad de que nada de esto ocurriese.[12]
Otro asunto que surgió, algo relacionado con lo anterior, tuvo que ver con una Testigo en América del Sur cuyo esposo confesó haber tenido relaciones sexuales con otra mujer. El problema era que él había dicho que las relaciones sexuales habían sido del tipo mencionado antes, en particular, copulación anal y no genital.
La decisión del Cuerpo Gobernante fue que tal conducta no podía considerarse como adulterio; que el adulterio requería estrictamente copulación genital ‘capaz de producir hijos’. De modo que el hombre no había llegado a ser “una sola carne” con la otra mujer y por lo tanto la decisión fue que la esposa no tenía base para un divorcio bíblico y futuras segundas nupcias.
La regla existente entonces requería una votación unánime para asumir una decisión y yo me amoldé a la mayoría. Me sentí genuinamente perturbado, sin embargo, al pensar acerca de esta mujer y el hecho de que se le dijera que no podía librarse de este hombre culpable de tal acto. La decisión también significó que un esposo que participara en actos homosexuales con otros hombres, o que tuviese relaciones con una bestia, no estaba sujeto a un “divorcio bíblico”, ya que un hombre no podía con posibilidades pro-creativas llegar a ser “una sola carne” con otro hombre o con un animal. Un número de la revista La Atalaya temprano ese año específicamente, había dado tal fallo.[13]
La indignación emocional que sentí me motivó a hacer un estudio de los términos del idioma original (el griego) utilizado en Mateo capítulo diecinueve, verso 9. La Traducción del Nuevo Mundo por la Sociedad presenta aquí a Jesús diciendo:
Les digo que cualquiera que se divorcie de su esposa, a no ser por motivo de fornicación, y se casa con otra, comete adulterio.
Se emplean dos diferentes palabras, “fornicación” y “adulterio”, no obstante, en las publicaciones de La Atalaya por muchas décadas se había asumido la posición de que ambas esencialmente se referían a la misma cosa, que la “fornicación” significaba que un hombre tuviera relaciones adúlteras con una mujer que no era su esposa (o que una esposa tuviese tales relaciones con un hombre que no fuese su esposo). ¿Por qué, entonces, me pregunté a mí mismo, Mateo al registrar la declaración de Jesús, empleó dos palabras diferentes (porneia y moikheia) si ambas querían decir lo mismo, adulterio, en ambos casos?
Al examinar muchas traducciones bíblicas, diccionarios bíblicos, comentarios y léxicos, en la biblioteca de Betel, la razón fue obvia. Prácticamente todos los libros que abrí mostraba que el término griego porneia (traducido como “fornicación” en la Traducción del Nuevo Mundo) era un término muy amplio y se aplicaba a TODO tipo de inmoralidad sexual y por está razón muchos traductores de la Biblia sencillamente lo traducen como “inmoralidad”, “inmoralidad sexual”, “lascivia”, “infidelidad”.[14] Los léxicos claramente indicaban que el término podía aplicarse a relaciones homosexuales. Sin embargo, el punto conclusivo para mí, fue comprender que en la misma Biblia porneia se emplea en Judas, en el versículo 7, para denotar la notoria conducta homosexual de las personas de Sodoma y Gomorra.
Preparé catorce páginas del material cual contenía el resultado de la investigación hice copias para cada miembro del Cuerpo Gobernante. No obstante sintiéndome muy inseguro de cómo el Cuerpo recibiría tal información me dirigí a la oficina de Fred Franz y le expliqué lo que había hecho, expresando mis dudas sobre si el material sería aceptado favorablemente. Él me dijo, “No creo que haya dificultad alguna”. Aunque muy breves, las palabras fueron dichas en un tono de confianza. Cuando indagué si él deseaba ver lo que yo había encontrado, él declinó y una vez mas me dijo que él pensaba que “no habría problema”.
Mi impresión fue que él ya estaba al tanto de algunos de los puntos que mi investigación había revelado, pero por cuánto tiempo yo no tenía manera de saberlo. Ya que él había sido el traductor principal de la Traducción del Nuevo Mundo de la Sociedad, pensé que con seguridad él tenía que haber estado informado del verdadero sentido de la palabra porneia (“fornicación”).[15]
Cuando el asunto se presentó en la sesión del Cuerpo Gobernante, el material que yo sometí se aceptó, Fred Franz habiendo expresado apoyo por el mismo, luego fui asignado para preparar un artículo para ser publicado en La Atalaya, presentando el cambio de posición que
esto provocaría.[16]
Todavía recuerdo, una carta recibida algún tiempo después de aparecer los artículos, de una Testigo que, algunos años antes, había descubierto que su esposo había tenido relaciones sexuales con un animal. Entonces ella dijo, “Yo no podía vivir con un hombre como ése”, y se divorció de él. Más tarde ella se volvió a casar y la congregación la expulsó por no estar “bíblicamente libre” para volverse a casar. Después que aparecieron los artículos en La Atalaya ella escribió rogando que, en vista del cambio de posición, algo se hiciera para limpiar su nombre del reproche que había sufrido por la expulsión. Lo único que yo podía hacer era escribirle indicando que los artículos publicados, en si mismos, eran una vindicación del curso
de acción de ella.
Aunque nuevamente había sido satisfactorio haber podido preparar material reconociendo el punto de vista erróneo de la organización y rectificarlo, tenía el sobrio pensamiento, que esto no podría deshacer el daño que la posición previa había causado por décadas a través del tiempo y — solo Dios lo sabe — a cuántas personas.
El Cuerpo Gobernante para este tiempo, en realidad era ambos, tanto una corte judicial así como — debido a que sus decisiones y definiciones tenían fuerza de ley para todos los Testigos de Jehová — un cuerpo legislativo. Era un “Cuerpo Gobernante” en el mismo sentido que el Sanedrín de los tiempos bíblicos podía llamársele como tal, debido a lo similar de sus funciones. De la misma forma que todas las preguntas de mayor importancia del pueblo de Jehová se traían ante el Sanedrín en Jerusalén para ser resueltas, así ocurre con el Cuerpo Gobernante de los Testigos de Jehová en Brooklyn.
Pero no era un cuerpo administrativo en sentido alguno de la palabra. La autoridad administrativas y responsabilidad descansaban exclusivamente con el presidente de la corporación, Nathan H. Knorr. Yo no me esperaba esto debido a que el mismo año de mi nombramiento el vicepresidente Franz había pronunciado un discurso, que más tarde se publicó en la revista Watchtower en inglés, en el número del 15 de diciembre del 1971, (en español se publicó, en La Atalaya del 15 de febrero de 1972), en la cual él describió el papel del Cuerpo Gobernante, en contraste con el de la corporación, la Watch Tower Bible and Tract Society [“Sociedad de Biblia y Tratados Watch Tower”]. El lenguaje del vicepresidente usualmente era denodado y franco, según declaraba una y otra vez que la corporación era simplemente una “agencia”, un “instrumento temporal” utilizado por el Cuerpo Gobernante, (en español, las páginas 114, 120) Dijo él:
29 Esta organización evangelizadora mundial no se ajusta en su arreglo a alguna corporación legal del día actual que pudiera exigirse bajo las leyes de gobiernos políticos de hechura humana que ahora afrontan la destrucción en la “guerra del gran día de Dios el Todopoderoso” en Har-Magedón. (Rev. 16:14-16) Ninguna corporación legal de la Tierra le da forma a la organización evangelizadora ni la gobierna. Más bien, ésta gobierna a tales corporaciones como simples instrumentos temporales útiles en la obra del gran Teócrata. Por consiguiente está modelada según el diseño de Él para ella. Es una organización teocrática, regida desde la Cúspide divina hacia abajo, y no de los miembros comunes hacia arriba. ¡Los miembros dedicados y bautizados de ella están bajo la Teocracia! Las corporaciones legales terrestres cesarán cuando los gobiernos de hechura humana que las constituyeron perezcan en breve.
___________________
De modo que los miembros votantes de la Sociedad disciernen que este cuerpo gobernante podría usar más directamente a esa “agencia administrativa” como instrumento a favor de la obra de la clase del “esclavo fiel y discreto” teniendo miembros del cuerpo gobernante en la Junta Directiva de la Sociedad. Reconocen que la Sociedad no es el cuerpo administrativo, sino simplemente una agencia para administrar asuntos.
Por consiguiente los miembros votantes de la Sociedad no desean que haya base alguna para conflicto y división. No quieren causar una situación que se asemeje en lo más mínimo a una en que la “agencia administrativa” controle y dirija al usuario de esa agencia, el cual usuario es el cuerpo gobernante que representa a la clase del “esclavo fiel y discreto.” Sería igual de razonable el que la cola mueva al perro en vez del perro mover la cola. Un instrumento religioso legal formado según la ley de César no debe tratar de dirigir y controlar a su creador; más bien, el creador del instrumento religioso legal debe controlar y dirigir dicho instrumento.
Debido a la expresión metafórica usada, el discurso se describía por algunos como el discurso de “la cola moviendo al perro”. Indiscutiblemente contenía expresiones poderosas. El problema era que estas presentaban un cuadro que era completamente contrario al hecho.
El Cuerpo Gobernante no controlaba la corporación, no al tiempo en que se dio el discurso arriba citado por el vicepresidente, tampoco al tiempo en que se publicó el material, no hasta cuatro años después de esto.
El cuadro presentado eventualmente sí llegó a ser verdad, pero sólo como el resultado de un ajuste muy drástico, uno que desagradablemente estuvo lleno de emociones agitadas y división considerable. Tan extraño como pudiera parecer a la mayor parte de los Testigos de Jehová hoy día, la clase del Cuerpo Gobernante descrita en este discurso nunca había existido en la historia total de la organización. Se tomó más de noventa años para que llegara a surgir, y su existencia se fecha sólo desde el 1º de enero de 1976. Explicaré por qué hago tal declaración y por qué son hechos reales.
Três monarcas
Sabéis que los gobernantes de los gentiles se enseñorean de ellos, y que los grandes ejercen autoridad sobre ellos. No ha de ser así entre vosotros, — Mateo 20:25,26. La Biblia de las Américas.
La historia de los Testigos de Jehová comienza su registro particularmente con la publicación del primer ejemplar de la revista Watch Tower (La Torre del Vigía) en el primero de julio de 1879. La corporación llamada Watch Tower Bible and Tract Society (Sociedad de Biblia y Tratados Torre del Vigía) se formó en el 1881 y fue incorporada en el 1884. Es definitivamente cierto que en aquel entonces la corporación no ‘daba forma, gobernaba, controlaba o dirigía’ (para usar las palabras del vicepresidente) al cuerpo gobernante de los que estaban asociados con la Watch Tower. No lo hacía, y de hecho, no podía hacerlo por la sencilla razón que no existía un “cuerpo gobernante”.
Charles Taze Russell personalmente comenzó la Watch Tower como su propia revista siendo su único editor; durante su vida, todos los que estaban asociados con la Sociedad Watch Tower, lo aceptaron como su único y solo pastor. Es verdad, por supuesto, que la Sociedad, una vez formada, tenía una junta de directores (la esposa de Russell, María, originalmente se incluía en la junta como miembro). Pero esa junta no se consideraba como un cuerpo gobernante, ni servía como tal. Sin embargo, La Atalaya del 15 de febrero de 1972, página 120, hace esta declaración:
CÓMO LLEGÓ A EXISTIR EL CUERPO GOBERNANTE
¿Cómo vino a aparecer este cuerpo gobernante en tiempos recientes? Evidentemente bajo la dirección de Jehová Dios y su Hijo Jesucristo. Según los hechos disponibles, el cuerpo gobernante llegó a estar asociado con la Watch Tower Bible and Tract Society of Pennsylvania. Es evidente que C. T. Russell fue de aquel cuerpo gobernante allá en el último cuarto del siglo diecinueve.
Es difícil para mí entender cómo podía Fred Franz escribir esto a modo de “según los hechos disponibles” considerando que él se afilió con la organización de la Watch Tower durante la vida de Russell y conocía personalmente cuál era la realidad en ese entonces. ¿Qué es lo que los “hechos disponibles” en realidad demuestran?
Con relación a la Junta de Directores, el mismo Russell declara en una edición especial de la revista Zion’s Watch Tower (en inglés) fechada el 25 de abril del 1894, página 59:
Teniendo hasta el 1º de diciembre de 1893 tres mil setecientas cinco (3,705) acciones con poder de votación, de un total de seis mil trescientas ochenta y tres (6,383) acciones con poder de votación, la hermana Russell y yo, por supuesto, elegimos los oficiales y así controlamos la Sociedad; y los directores entendieron esto cabalmente desde el principio. Se entendió que la utilidad de ellos se haría evidente en caso de nuestro fallecimiento.[17]
Charles Taze Russell (1884-1916) | Joseph Franklin Rutherford (1917-1942) | Nathan Homer Knorr (1942-1977) |
El hecho de que Russell claramente no consideró a los directores (ni a nadie más) como un cuerpo gobernante junto a sí mismo, es evidente, por el curso que él consistentemente siguió. La revista Watch Tower (en inglés) del 1º de marzo de 1923, página 68, dice:
A menudo, cuando otros le preguntaban, ¿Quién es el esclavo fiel y discreto? — el hermano Russell respondía: “Algunos dicen que yo soy; mientras que otros dicen que es la Sociedad.”
El artículo pasa entonces a decir:
Ambas declaraciones eran verdad; porque el hermano Russell era, de hecho, la Sociedad en el sentido más absoluto, debido a que él dirigía la norma y el curso de la Sociedad sin consideración a ninguna otra persona en la tierra. Algunas veces él buscaba consejo de otros asociados con la Sociedad y escuchaba sus sugerencias, y luego obraba de acuerdo con su propio juicio, creyendo que el Señor así lo quería.
En respuesta a una pregunta de uno de los lectores de la revista Watch Tower, C. T. Russell escribió en 1906:
No, las verdades que presento, como portavoz de Dios, no fueron reveladas mediante visiones o sueños ni por la voz de Dios; tampoco las recibí de una sola vez, sino gradualmente, especialmente desde el 1870, y en particular desde el 1880. Este claro despliegue de verdades tampoco se debe a ingenio o agudeza de percepción humanos, sino al simple hecho de que el tiempo debido de Dios ha llegado; y si yo no hablara, y nadie más lo hiciera, las piedras mismas clamarían.[18]
Considerándose a sí mismo como el “portavoz de Dios” y Su agente para la revelación de verdades, se puede entender por qué él no veía necesidad alguna para un cuerpo gobernante. El año siguiente de esta declaración, Russell preparó su “Última Voluntad y Testamento” el cual fue publicado en la revista Watch Tower, en el número del 1º de diciembre del 1916, después de su muerte en ese año, el texto completo de esta voluntad y Testamento aparece en el Apéndice. Aquí podemos notar lo que se dice en el segundo párrafo del Testamento, como éste fue publicado:
Sin embargo, en vista del hecho de que al donar la revista ZION WATCH TOWER [“LA TORRE DEL VIGÍA DE SIÓN”] y el periódico OLD THEOLOGY QUARTERLY [“PUBLICACIÓN TRIMESTRAL DE TEOLOGÍA ANTIGUA”] y el derecho de impresión de los libros MILLENNIAL DAWN SCRIPTURE STUDIES [“ESTUDIOS BÍBLICOS, AURORA DEL MILENIO”] y varios otros folletos e himnarios, etc., a LA SOCIEDAD DE BIBLIA Y TRATADOS LA TORRE DEL VIGÍA lo hice con el entendimiento explícito de que yo mantendría completo control de todos los intereses de estas publicaciones durante mi existencia, y que después de mi muerte éstos serían conducidos de acuerdo a mis deseos. Paso ahora a declarar tales deseos — mi voluntad con relación a los mismos — como sigue:
Aunque él donó la revista Watch Tower a la corporación (al tiempo de su incorporación en el 1884), él claramente consideró ésta revista suya, y que fuese publicada de acuerdo a sus deseos aún después de su muerte. Él estipuló que a su fallecimiento, un comité editorial de cinco hombres, personalmente seleccionados y nombrados por él, deberían tener el cargo editorial completo de la revista Watch Tower.[19] Él también accedió que todas sus acciones, con poder de votación, a cargo de un grupo de cinco mujeres nombradas por él como fideicomisarias, e hizo arreglos para que en el caso de que uno de los miembros del Comité Editorial se le debiera residenciar, estas mujeres deberían servir junto a los demás fideicomisarios de la corporación (evidentemente, los directores) y el resto de los miembros del Comité Editorial, como una junta de juicio para decidir el caso del miembro del Comité Editorial bajo acusación.[20]
Siendo que una sola persona no puede formar un cuerpo colectivo, los hechos muestran que durante la vida de C. T. Russel1, esto es, hasta el 1916, no había nada que ni siquiera se semejara a un cuerpo gobernante. Ese continuó siendo el caso durante la presidencia de su sucesor, Joseph F. Rutherford. Uno pudiera asumir que los miembros del Comité Editorial, en combinación con la Junta de Directores, componían tal cuerpo gobernante. Pero los hechos muestran que sería algo incorrecta tal suposición.
En la reunión anual de la corporación, en enero de 1917, Rutherford fue elegido para reemplazar a Russell (ahora muerto) como presidente de la corporación Watch Tower. A principios de su presidencia, cuatro de los siete directores (una mayoría) se le opusieron a él debido a lo que ellos percibieron como acciones arbitrarias de parte del presidente. Él no estaba reconociendo a la Junta de Directores ni trabajando con ésta como un cuerpo, sino más bien estaba actuando unilateralmente, tomando acciones y luego informando a la junta lo que ya había decidido hacer. Ellos no consideraron que tal proceder estuviera en forma alguna en armonía con lo que el Pastor Russell, el “siervo fiel y prudente”, había delineado como el curso a seguir. Sus expresiones de objeción resultaron en su eliminación rápida.[21]
Rutherford había descubierto que aunque ellos habían sido nombrados por C. T. Russell como directores vitalicios, las posiciones de estos cuatro nunca habían sido confirmadas en una reunión anual de la corporación. Según A. H. McMillan, quien entonces era miembro prominente del personal de la oficina de la sede principal, Rutherford consultó con un abogado de afuera quien estuvo de acuerdo que esto permitía despedir a estos hombres — es decir, sobre una base legal.[22]
De modo que, Rutherford tenía una opción. Él podía reconocer las objeciones de la mayoría de la junta y buscar hacer enmiendas. (Si él hubiera considerado a estos hombres como la mayoría de un “Cuerpo Gobernante”, de la clase descrita en la revista Watchtower de 1971 [en español, La Atalaya del 15 de febrero de 1972], hubiese estado moralmente obligado a hacerlo.) Ó, bien en vez de esto, él podía hacer uso del punto legal mencionado y usar su autoridad presidencial para despedir a los directores que estuvieran en desacuerdo con él.
Él optó por el segundo curso, nombró unos directores que él mismo escogió para reemplazarlos.
¿Qué hay del Comité Editorial? La revista Watch Tower del 15 de junio del 1938, página 185, muestra que en el 1925 la mayoría de este comité “enérgicamente se opuso” a la publicación de un artículo titulado: “El Nacimiento de la Nación” (expresando “que el Reino había comenzado a funcionar” en 1914). La revista Watch Tower declara el resultado para aquellos que desacordaron con el presidente:
. . . pero, por la gracia del Señor, se publicó [el artículo], y eso verdaderamente marcó el principio del fin del comité editorial, indicando que el Señor mismo está manejando su organización.
El Comité Editorial ahora quedó eliminado. Rutherford eficazmente había eliminado cualquier oposición a su control completo de la organización.
Un rasgo interesante acerca de todo esto es que durante todo este tiempo, no sólo el libro The Finished Mystery [El misterio terminado], (un libro que era la “manzana de discordia” en 1917) sino también en la revista Watch Tower se había estado enseñando de forma enérgica que el Pastor Russell era en efecto el “siervo fiel y prudente” predicho en las Escrituras, a quien el Señor haría “gobernante sobre sus domésticos”.[23] La manera que esta enseñanza se empleó para insistir en la completa conformidad de cada uno, está bien ilustrada en estas declaraciones de la revista Watch Tower, del 1º de mayo de 1922, página 132:
FIDELIDAD ES LEALTAD
El ser fiel significa ser leal. El ser leal al Señor significa ser obediente al Señor. El abandonar o repudiar al instrumento escogido del Señor significa abandonar o repudiar al mismo Señor, bajo el principio de quien rechaza al siervo enviado por el Amo igualmente rechaza al mismo Amo.
No hay nadie en la verdad presente hoy en día quien honestamente pueda decir que él recibió un conocimiento del plan divino de cualquier otra fuente fuera del ministerio del hermano Russell, ya sea directa ó indirectamente. Por medio de su profeta Ezequiel, Jehová prefiguró el oficio de un siervo, designándolo como estando vestido de lino, y quien tenía en su cintura el tintero de escribano, a quien se delegó para que pasara por en medio de la ciudad (la cristiandad) y consolara a los que estaban gimiendo, por medio de la iluminación de sus mentes con relación al gran plan de Dios. Nótese que fue un favor otorgado, no por el hombre, sino por el mismo Señor. Pero al mantener el convenio del Señor él usó a un hombre. Ese hombre que llevó ese oficio, por la gracia del Señor, fue el hermano Russell.
Nuevamente, en la revista del 1º de marzo de 1923, de la revista Watch Tower, en las páginas 68 y la 71, en el artículo “Lealtad es la prueba”, leemos:
8 Creemos que todos los que ahora se regocijan en la verdad presente están de acuerdo que el hermano Russell fielmente llenó el puesto de siervo especial del Señor; y de que a él se le hizo gobernante sobre todos los bienes del Señor.
________________________________________________
36 Todo consiervo ha mostrado su habilidad o capacidad y ha aumentado la misma en proporción a la manera en que gozosamente se ha sometido a la voluntad del Señor por medio de trabajar en el campo de la cosecha del Señor en armonía con la manera del Señor, y que el Señor usó al hermano Russell para darla a entender, ya que el hermano Russell ocupó el puesto de ese “siervo fiel y prudente”. Él hizo la obra del Señor de acuerdo con la manera del Señor. Si entonces, el hermano Russell hizo la obra a la manera del Señor, cualquier otra manera de hacerla es contraria a la manera del Señor y por lo tanto no sería una manera fiel de atender los intereses del Reino del Señor.
El asunto estaba bastante claro: Ya sea, ó, uno se alineaba lealmente y se conformaba a las enseñanzas y a la manera de éste ‘gobernante sobre todos los bienes del Amo’, (Russell) ó, sería culpable de repudiar a Cristo Jesús, y en tal caso, sería un apóstata. Rara vez una apelación hacia una autoridad humana ha sido tan fuertemente declarada.
Esto es lo que lo hace tan notable, que dentro de unos años después de la muerte de Russell, y durante el mismo tiempo en que se afirmaban estas cosas acerca de él, las provisiones hechas por él durante su vida y sus selecciones personales de hombres para el oficio de supervisión, fueron echadas a un lado por el nuevo presidente. Las expresiones de Russell, como aparecen en su “Testamento”, fueron descartadas como si no tuviesen ninguna validez legal y, evidentemente, tampoco ninguna fuerza moral. La revista Watch Tower del 15 de diciembre de 1931, página 376, dice sobre esto:
Justo ocho años antes, la revista Watch Tower, el “canal del Señor”, había insistido en que Russell “hizo la obra del Señor de acuerdo con la manera del Señor” y por lo tanto “cualquier otra manera de hacerla es contraria a la manera del Señor.” Ahora, ocho años más tarde, cualquiera que objetara a que Rutheford echara a un lado las instrucciones dadas por aquel quien La Atalaya tan enfáticamente había argumentado que era el “siervo fiel y prudente”, se representaba como siendo movido por mala voluntad y malicia, como obrero de iniquidad:
Ésta clase separada o rechazada, no obstante, sí gime y se lamenta, y ellos crujen sus dientes en contra de sus hermanos, porque, ellos dicen: “La voluntad del hermano Russell está siendo ignorada, y La Atalaya no está siendo publicada de acuerdo a sus instrucciones”; y ellos levantan sus manos en horror santo y vierten lágrimas de cocodrilos porque la organización del Señor no está siendo usada de acuerdo a la voluntad de un hombre. En otras palabras, ellos usan esto como pretexto para sus gemidos y lamentos y penas. Ellos se lamentan, se quejan y lloran porque no tienen a su cargo la Sociedad. Ellos crujen los dientes contra aquellos que están haciendo la obra del Señor, y dan expresión a toda clase de mala voluntad, malicia y mentiras contra aquellos que anteriormente ellos llamaban sus hermanos. Judas menciona la misma clase, y sus palabras marcan de manera definitiva el tiempo en que este lamentarse y este llanto habrían de comenzar, precisamente al tiempo en que el Señor Jesucristo vendría al templo de Jehová para ejecutar juicio. Él dice: “Estos son murmuradores, querellosos, que andan según sus propios deseos, [aspiraciones egoístas]; cuya boca habla cosas infladas, [reclamando ser ellos mismos los favorecidos de Dios], adulando a las personas para sacar provecho [en otras palabras, ellos expresan su admiración por la persona de un hombre y desean admiración para sí mismos. Y su conducta y curso de acción encajan exactamente con las palabras del apóstol].” Ellos hacen gran pretensión de amor y devoción hacia un hombre, a saber, el hermano Russell, pero es manifiesto que ellos lo hacen con el punto de vista de ganar una ventaja egoísta. El propósito, por lo tanto, de mencionar estos asuntos, y manifiestamente es el propósito del Señor permitir que su pueblo los pueda entender, es para que ellos puedan evitar a tales obreros de iniquidad.
Es difícil explicar un tan inconstante, inestable curso errático. Sin embargo, éste se reclamaba que fuese el canal que el Señor Jesucristo había encontrado ser tan digno de ser el único medio para suministrar dirección a la gente de la Tierra.
En realidad, para el 1925 J. F. Rutherford ejerció incuestionable dirección sobre la Sociedad y los años que siguieron solo fortalecieron su control sobre todas las funciones de la organización.[24]
Esto también incluía el control completo de lo que se publicaba por medio del canal de la revista la Watch Tower y las demás publicaciones que se utilizaban para proveer el alimento espiritual a las congregaciones mundialmente. Recuerdo que mi tío me relató un día en su oficina cuando Rutherford presentó un cierto punto de vista, un nuevo punto de vista, a la familia Betel para su consideración.[25] Mi tío relató que en la discusión, que él mismo se expresó negativamente acerca del nuevo punto de vista que estaba siendo presentado, haciéndolo bajo la base de las Escrituras. Posteriormente, él dijo que, el presidente Rutherford personalmente lo asignó a él para preparar el material en apoyo de este nuevo punto de vista, a pesar de que él, Fred Franz, había hecho claro que él no lo consideraba bíblico.
En otra ocasión él relató que el “Juez” (Rutherford) más tarde durante su presidencia hizo que fuera una norma firme que la revista Watch Tower solamente llevara artículos que dieran énfasis en las profecías ó en la obra de predicación. Por esa razón transcurrió un período de años en el cual artículos sobre temas como el amor, bondad, misericordia, longanimidad y cualidades similares simplemente no aparecieron en la revista.
De este modo, durante el período de casi sesenta años de las presidencias de Russell y Rutherford, cada hombre obró de acuerdo a sus propias prerrogativas en su ejercicio de autoridad presidencial, sin ninguna indicación de algún cuerpo gobernante.
En el 1993 la organización produjo un nuevo libro sobre su historia, titulado: Los Testigos de Jehová… Proclamadores del Reino de Dios, reemplazando su obra anterior titulada Los Testigos de Jehová en el Propósito Divino. Parece evidente que varios puntos del libro buscan oponerse al efecto de la información que ha aparecido en forma publicada en los años recientes, incluyendo la impresión original de este libro en el 1983, Crisis de Conciencia en inglés, y en el 1991 la impresión de su continuación, In Search of Christian Freedom (“En busca de libertad cristiana”), de igual forma el libro por Carl Olof Jonsson The Gentile Times Reconsidered [“Los tiempos de los gentiles reconsiderados”] (qué primero apareció en 1983.) Ciertos hechos por primera vez se admiten en este nuevo libro de su historia, quizás con la intención de enmudecer el efecto, si es que sus miembros fueran a darse cuenta de esto a través de otras fuentes. Al comienzo del libro los redactores del libro le aseguran a los lectores sobre sus esfuerzos procurando “ser objetivo e imparciales al presentar aquí su historia.”[26]
La inmensa mayoría de los Testigos de Jehová no tienen acceso a los archivos del pasado ni ningún conocimiento personal de los eventos que se relacionan con el desarrollo de la organización. El funcionamiento central de la estructura de la autoridad o los hombres que forman esa estructura de autoridad interna igualmente es desconocido para ellos. Ellos por lo tanto están esencialmente a la merced de los redactores de esta publicación del 1993 donde ellos han sido supuestamente “objetivo e imparciales al presentar aquí su historia.”
Es raro que yo haya leído una presentación que sea tan menos “objetiva” y menos “imparcial”. Su representación de la historia en la organización y su política pinta un cuadro que difiere conmensurablemente con la realidad. Éste es el caso en su discusión sobre las presidencias de Russell y Rutherford.
Respecto a la identificación del el “siervo fiel y prudente”, de Mateo 24:45-47, este libro finalmente reconoce (en las páginas 142, 143, 626) que, “la propia revista The Watch Tower presentó durante varios años ese punto de vista” que Charles Taze Russell era ese escogido “siervo fiel y prudente”, y que, desde el 1896 en adelante, el mismo Russell sí reconoció ese punto de vista que los argumentos que presentaban “aquella opinión parecían razonables”. Pero no reconocen el hecho que Russell no tan sólo lo vio como “razonable” aplicarlo a un individuo (él mismo) como el especialmente escogido “siervo fiel y prudente”, sino que (en éste mismo libro de la Watch Tower se listan las revistas en su nota marginal) él realmente argumentó que esto era la verdadera aplicación de las Escrituras, en lugar de la posición que él había sostenido en el 1881. En lugar de reconocer esto, el nuevo libro de su historia continúa engañosamente poniendo el énfasis en la declaración de Russell del 1881 en la cual él aplicó la figura al “el entero cuerpo de Cristo”.
El libro no le informa a sus lectores que en la edición de la revista Watch Tower del 1º de octubre de 1909 Russell describió, como sus “oponentes”, a aquellos que aplicaran el término el “siervo fiel y prudente” a “todos los miembros de la iglesia de Cristo” en lugar de a un individuo. Tampoco les dice a sus lectores que en la edición especial de la revista Watch Tower del 16 de octubre de 1916 se declaró que, aunque abiertamente no reclamó el título, Russell sí “lo admitió en conversaciones privadas.”
Y mientras finalmente reconocen que durante años después de su muerte la propia revista The Watch Tower presentó ese punto de vista de que Russell, “era el siervo” el libro no le da al lector ninguna idea de con cuanta insistencia esto fue hecho, como el declarar que todos los que tienen un conocimiento del plan divino de Dios deben ciertamente admitir que “él derivó ese conocimiento por estudiar la Biblia en conexión con lo que Hermano Russell escribió; que antes de este tiempo él ni siquiera conocía que Dios tenía un plan de salvación”; tampoco describe a aquellos que cuestionasen cualquiera de las enseñanzas de Russell lo que sería como “repudiar al mismo Señor” debido a que repudiaron su siervo especial.[27]
Igualmente no explican la paradoja creada por la propia enseñanza de la Watch Tower: Por un lado, la enseñanza actual que en el 1919 Jesucristo definitivamente seleccionó, aprobó e identificó la clase del “esclavo fiel y discreto”, y, por otro lado, el hecho que en ese mismo año 1919 y durante los años que siguieron estos mismos quienes supuestamente fueron escogidos creían que el “esclavo fiel y discreto”, no era una clase sino un individuo Charles Taze Russell, y quien había sido escogido muchas décadas antes del 1914 por un Cristo reinante quien había estado “presente” desde el 1874.
Un esfuerzo es hecho (en las páginas 220, 221 del nuevo libro de la historia de la Watch Tower) para negar que el segundo presidente, Joseph F. Rutherford, buscaba ganar el completo y total control de la organización. Una cita por Karl Klein es presentada mostrándolo como que realmente era un hombre esencialmente humilde: “cuando se dirigía a Dios sonaba exactamente como un muchachito que estuviera hablando a su papá.”
No obstante el registro histórico demuestra que cualquiera, incluyendo a cualquier miembro de la junta directiva o de aquellos en el Comité de Redacción, que expresasen algún desacuerdo con Rutherford rápidamente se eliminaban de cualquier posición en la organización que la persona ocupase. Uno sólo tiene que hablar con los demás quienes estaban en las oficinas de la sede principal durante su presidencia para saber que el cuadro de humildad presentado por Karl Klein no es conforme a la realidad, y que, para todo intento y propósito, la palabra del “Juez” era la ley.
Yo estuve activamente asociado con la organización durante los últimos cinco años de su presidencia y sé el claro efecto que el hombre tuvo sobre mí así como el punto de vista que otros expresaron. La mayoría de los Testigos de hoy en día no han tenido esa experiencia. Pero el Hijo de Dios dijo que ‘de la abundancia del corazón habla la boca’, y que ‘por tus palabras serás declarado justo, y por tus palabras serás condenado’ (Mateo 12:34,37) Yo creo que cualquiera que sencillamente lea el material encontrado en la revista Watch Tower [La Atalaya] desde los años del 1920 en adelante hasta el 1942 claramente puede ver un espíritu, no de humildad, sino que los artículos destilan un dogmatismo y autoritarismo, unos artículos que reconocidamente fueron escritos principalmente por Rutherford. Un lenguaje despreciador, incluso áspero es empleado contra cualquiera quien se atreviese a cuestionar cualquier posición, política o enseñanza que vinieran de la organización de la cual él era la cabeza.
En estas mismas páginas del libro Los Testigos de Jehová… Proclamadores del Reino de Dios, se hace el esfuerzo para demostrar que a Rutherford no se le veía por los miembros “como su caudillo” y su rechazo personal a tal posición, fue hecha en el 1941 justo antes de su muerte, esto es citado como una prueba. El subtítulo bajo la fotografía mostrada aqui fue puesto allí por el escritor ó los escritores del libro de la historia de la Watch Tower. Las palabras están allí pero los hechos no lo están.
Considere las fotos en estas páginas y sus subtítulos copiados de The Messenger (El Mensajero), un informe de asamblea de la Watch Tower, del 25 de julio de 1931, que describe una asamblea grande en aquel año celebrada en ciudades mayores de Europa. Los subtítulos al pie de las fotos son los originales hallados en The Messenger. Compárelos con el subtítulo que el escritor del libo de historia de la Sociedad colocó debajo de la foto vista en la página anterior afirmando que “los Testigos sabian que [Rutherford] no era su líder (caudillo).”
La cuarta foto lo designa como “Generalissimo de la asamblea”:
Este informe de asamblea (The Messenger) se imprimió diez años antes de la declaración de Rutherford en 1941 citada en la historia de la Watch Tower. No existe razón por creer que Rutherford ignoraba el modo en que él se consideraba en realidad por parte de los adherentes de la Watch Tower y él claramente no hizo nada por cambiar esa imagen. Su negación de tal imagen — hecha cuando se acercaba a la muerte — suena hueca cuando se compara con la evidencia, inclusa la historia completa de su administración.
Mientras admisiblemente los seguidores de la Watch Tower veían a Cristo como su caudillo invisible, el hecho es que para ellos si veían a Rutherford como su visible caudillo terrenal, contrario con la orden de Cristo en Mateo 23:10: “Tampoco sean llamados ‘caudillos’, porque su Caudillo es uno, el Cristo” Rutherford no puede haber desconocido que los miembros lo veían a él bajo esa luz.
Cuando murió el Juez Rutherford el 8 de enero del 1942, Nathan H. Knorr fue elegido unánimemente presidente por la junta de directores. La estructura de la organización continuó básicamente igual, aunque con algunos ajustes, ya que Knorr delegó algunas responsabilidades. (Las circunstancias actuales hizo esto una necesidad, puesto que el número de Testigos creció de sólo 108,000, al tiempo de la muerte de Rutherford a más de dos millones durante
la presidencia de Knorr.)
No siendo un escritor, ni particularmente un estudiante de las Escrituras, Knorr delegó en Fred Franz (el vicepresidente) como más o menos el árbitro final en los asuntos bíblicos y el escritor principal de la organización. Preguntas tales como las que se consideraban en las sesiones del Cuerpo Gobernante (narradas previamente en este capítulo) fueron, por décadas, sometidas a Fred Franz para que tomara una decisión. Si el presidente Knorr consideraba que la decisión pudiese tener algún efecto crítico en la operación de ciertos países del mundo, normalmente la consideraba personalmente con Fred Franz y no titubeaba en decir lo que él consideraba que las circunstancias hacían aconsejable de manera pragmática, rechazando lo dicho por el vicepresidente si fuese necesario. Como se ha notado anteriormente, esta relación básica continuó hasta la década de
los años 1970, como se ilustró en la decisión de volver a tener cuerpos de ancianos en las congregaciones. Esa decisión en gran parte dependió del punto de vista y opinión de una sola persona, el vicepresidente, y cuando él cambió su punto de vista y favoreció un regreso a los cuerpos de ancianos, el presidente estuvo de acuerdo.
Lo mismo básicamente era el caso con todo el material que se publicaba. El presidente seleccionaba los artículos principales para La Atalaya del material presentado por varios escritores y entonces pasaban éstos al Departamento de Redacción para hacerles las correcciones de pruebas y cualquier ajuste o pulir que fuese necesario. Entonces estos eran finalmente leídos por el vicepresidente y el presidente, y si eran aprobados se publicaban. Karl Adams, quien estaba a cargo del Comité de Redacción cuando yo entré en el 1965, me explicó que para entonces el presidente le había dado al departamento considerable libertad en cuanto al revisar y la corrección del material recibido. Él me señaló una única excepción, a saber, cualquier material escrito por el vicepresidente, declarando que “lo que viene del Hermano Franz se considera como ‘listo para publicación’, sin hacerle ningún ajuste.”
No obstante, de nuevo aquí el presidente podía hacer una desautorización. Para dar un ejemplo, en el 1967 el presidente Knorr le envió a Karl Adams, Ed Dunlap y a mí, copias de cierto material para la sección “Preguntas de los Lectores” que Fred Franz había preparado y había entregado para ser publicado.[28] Justo un año antes, se había publicado un libro, cuyo autor fue Fred Franz, en el cual se señaló que el año 1975 marcaría el fin de los 6,000 años de historia humana. Igualando esos 6,000 años a 6 días de 1,000 años cada uno, él escribió que:
como el séptimo día de la existencia del hombre.
43 ¡Cuán apropiado sería el que Jehová Dios hiciera de este venidero séptimo período de mil años un período sabático de descanso y liberación, un gran sábado de Jubileo para que se proclame libertad por toda la tierra a todos sus habitantes! Esto sería muy oportuno para la humanidad. También sería muy apropiado de parte de Dios, porque, recuerde, la humanidad todavía tiene delante de sí lo que el último libro de la Santa Biblia menciona como el reino de Jesucristo sobre la tierra por mil años, el reino milenario de Cristo. Proféticamente Jesucristo, cuando estuvo en la tierra hace diecinueve siglos, dijo respecto a sí mismo: “Porque Señor del sábado es lo que el hijo del hombre es.” (Mateo 12:8) No sería por pura casualidad o accidente, sino que sería según el propósito amoroso de Jehová Dios el que el reino de Jesucristo, el “Señor del sábado,” concurriera con el séptimo milenio de la existencia del hombre.[29]
No había habido por muchas décadas tal sentido de excitación entre los Testigos de Jehová como los que generaron estas declaraciones. Una tremenda ola de expectación se desarrolló, sobrepasando por mucho los sentimientos sobre el fin cercano que otros y yo habíamos experimentado a principios de la década de los años 1940.
Por eso fue que nos quedamos muy sorprendidos al ver que en la “Pregunta de los Lectores” que Fred Franz había formulado, ahora se argumentaba que el fin de los 6,000 años vendría un año más temprano de lo que se acababa de publicar en el nuevo libro, a saber, que tendría lugar en el 1974 en lugar del 1975. Según Knorr le dijo a Karl Adams, cuando recibió este material fue donde Fred Franz y le preguntó por qué este súbito cambio. Franz contestó de manera definitiva, “Porque ésta es la manera como debe ser. Es el 1974.”
Knorr no se sentía a gusto con este cambio y por eso nos envió copias a tres de nosotros con su solicitud que nosotros presentásemos nuestras observaciones personales. La argumentación del vicepresidente estaba edificada casi enteramente sobre la diferencia entre un número cardinal y un número ordinal en el registro del diluvio en Génesis, capítulo siete, versos 6 y 11 (“seiscientos años”, y el “seis centésima de años”). El argumento trató de demostrar que la cuenta del tiempo presentada en el nuevo libro estaba errada por un año en cuanto al tiempo del diluvio y que se necesitaba añadir un año adicional, como resultado de esto el fin de los 6,000 años vendría un año más temprano, en el 1974 en vez del 1975.
Cada uno de nosotros tres, escribimos de forma respetuosa que pensábamos que el material no debiese ser publicado, ya que tendría un efecto extremadamente perturbador en los hermanos.[30] El presidente evidentemente estuvo de acuerdo, ya que el material preparado por el vicepresidente nunca se publicó y esto fue una ocurrencia bastante insólita.
Fue durante la presidencia de Knorr que el término “cuerpo gobernante” primero se comenzó a usar con bastante frecuencia.[31] La literatura comenzó a identificar a tal cuerpo con la Junta de Directores de la Sociedad Watch Tower. En el libro en inglés Qualified to Be Ministers publicado en el 1955, página 381, aparece la declaración:
Durante los años desde que Jehová vino a su templo el visible cuerpo gobernante ha sido identificado estrechamente con la junta de directores de esta corporación.
[La versión en español del mismo libro Capacitados para ser ministros, publicado en 1958, página 357, párrafo 5, reemplaza “cuerpo gobernante” por ‘Ángel del Pacto’.]
De modo que, los siete miembros de la junta de directores se consideraban ser los siete miembros del “cuerpo gobernante”. Sin embargo, el hecho es, que la situación de ellos era por mucho como el caso con los directores en los días de Russell y Rutherford.
Marley Cole, un Testigo quien escribió un libro (con la completa cooperación de la Sociedad) titulado: Jehovah’s Witnesses, —The New World Society (Los Testigos de Jehová… La Sociedad del Nuevo Mundo), señala lo siguiente.[32] En una sección titulada “Rebelión Interna”, primero describe la controversia en 1917 entre Rutherford y la junta, diciendo:
Cuatro directores querían una reorganización… Según la situación existente el presidente era la administración. Él no los estaba consultando a ellos. Él le estaba dejando saber, lo que estaba haciendo, sólo después que ya estaba hecho. Él los estaba colocando en la posición de asesores en asuntos legales corporativos.
Rutherford no trató de disimularlo en cuanto a ‘seguir adelante’. El Pastor antes de él había trabajado de esa manera. El Pastor hacia las decisiones. El Pastor expedía las órdenes administrativas sin la sanción previa de la junta.
Entonces, en una nota marginal, Cole declara:
El hecho de que el presidente de la Sociedad después de esto continuó ejerciendo tal libertad sin restricción se puede ver por el siguiente relato de las acciones de N. H. Knorr con relación a producir una nueva traducción de la Biblia.[33]
La revista Watch Tower del 15 de septiembre del 1950, páginas 315 y 316, entonces se cita. Revela que los directores de la junta fueron por primera vez informados por el presidente de la existencia de La Traducción del Nuevo Mundo (probablemente uno de los proyectos más grandes jamás emprendidos por la organización) sólo después de que se había completado la traducción de la porción de las Escrituras Griegas y estaba lista para ser impresa.
Hasta el año 1971 cuando el discurso sobre “la cola moviendo al perro” se dio, la Junta de Directores no se reunía bajo un horario ó ningún programa regular sino sólo cuando el presidente decidía citarlos a una reunión. Algunas veces pasaban los meses sin tener reunión alguna y la agenda más frecuente evidentemente eran los asuntos de corporación que tenían que ver con la compra de propiedades o un nuevo equipo. Como regla, no tenían nada que decir acerca del material bíblico que se publicaría, tampoco se pedía la aprobación de ellos.
El vicepresidente Franz dejó esto claro, cuando testificó ante una corte en Escocia en 1954 en un caso conocido como el Caso Walsh. Al preguntársele en cuanto a lo que se hacía si había un cambio grande en doctrina y que si primero esto tenía que ser aprobado por la Junta de Directores, el vicepresidente respondió (en el material reimpreso aquí de la trascripción oficial de la corte la “P” representa la pregunta del abogado y la “R” la respuesta dada por Fred Franz):
P. En asuntos espirituales, ¿tiene cada miembro de la Junta de Directores voz igual y válida? R. El presidente es el porta voz. Él pronuncia los discursos que muestran un nuevo entendimiento y adelantado de las Escrituras. Entonces él puede nombrar a otros miembros de las oficinas de la sede central temporalmente para que faciliten otros discursos de cualquier parte de la Biblia sobre las cuales luz adicional haya sido dada. P. Dígame; ¿estos entendimientos nuevos y adelantados, como usted los llama, son sometidos a votación ante los Directores? R. No. P. ¿Cómo llegan a ser pronunciamientos oficiales? R. Estos pasan por el comité editorial, y yo doy mi O.K. [aprobación] después de ser examinados con las Escrituras. Entonces los paso al presidente Knorr y el presidente Knorr da el O.K. final. P. ¿No va ante la Junta de Directores en absoluto? R. No.[34]
Yo personalmente conocía que esa presentación de los asuntos era la verdadera en lo que se refería a la Junta de Directores. Antes del 1971, estuve en una reunión con varios miembros del Personal de Redacción convocados por Karl Adams, y surgió la pregunta en cuanto a cómo obtener la aprobación del presidente para ciertas mejoras propuestas en la revista La Atalaya. Algunos sugirieron que Lyman Swingle, quien estaba presente como uno de los redactores, le presentara el asunto a Knorr. La respuesta de Swingle fue breve pero esta dijo muchísimo en cuanto a la realidad de la situación. Él dijo: “¿Por qué yo? ¿Qué puedo yo hacer? Yo soy solo un Director.”
No sólo las declaraciones por el vicepresidente en el juicio en Escocia profesaban sobre el tema de la existencia de un “cuerpo gobernante” genuino en ese momento, ellas también mostraban cuán ficticio es la reclamación que el “alimento espiritual” proporcionado provenía de un “esclavo fiel y discreto”. Dos, o si acaso, tres hombres determinaban qué información aparecería en la revista La Atalaya y en otras publicaciones — Nathan Knorr, Fred Franz y Karl Adams, el último de éstos no era de la tal llamada “clase ungida”. Como muestran claramente las declaraciones del vicepresidente, ni siquiera los miembros de la Junta de Directores, donde todos eran supuestamente miembros de la clase del “esclavo fiel y discreto”, se les invitaba para expresar su aprobación sobre el “alimento espiritual” a ser presentado.
Del mismo modo, como Russell hasta el año 1916 ejerció un completo control y único en su clase sobre lo que se publicaba por la Sociedad Watch Tower, y así como Rutherford lo hizo a lo largo de su presidencia hasta el 1942, de forma similar durante la presidencia de Knorr el ejercicio de autoridad acerca de la preparación y el servir el “alimento espiritual” para la comunidad de los Testigos se limitó a dos o tres hombres, no algo llevado a cabo por una “clase” de personas, supuestamente nombrada por Cristo “sobre todos sus bienes”.[35]
La situación permaneció siendo igual aún después de agrandar al Cuerpo Gobernante para incluir más de siete directores. En el 1975 durante una sesión, se presentó para consideración un material que el vicepresidente había preparado para que se usara en la convención. Tenía que ver con la parábola de la semilla de la mostaza y la parábola de la levadura (que se encuentran en Mateo capítulo 13) éste argumentaba en detalle que el “Reino de los cielos”, al que Jesús se refirió en estas parábolas, en efecto era un reino “falso”, falsificado. Un miembro del cuerpo quien había leído el material no se sintió convencido por la argumentación.
Después de considerarlo, de los catorce miembros presentes sólo cinco (incluyendo a Knorr y Fred Franz) votaron a favor de usar el material como discurso en la convención, los otros nueve no lo hicieron. De modo que no se usó — como discurso — pero el material sí apareció en un libro presentado en la convención y unos cuantos meses más tarde apareció también en la revista La Atalaya.[36] El hecho de que casi dos terceras partes de los miembros presentes del Cuerpo habían expresado por lo menos alguna falta de confianza en el material no afectó la decisión del presidente de seguir adelante con su publicación.
No solamente el contenido en la revista y otras literaturas, sino también en todo los otros rasgos de la actividad mundial de los Testigos de Jehová — la directriz de 90 o más oficinas de las sucursales (cada superintendente de una sucursal era considerado como el “ministro presidente del cristianismo para el territorio al cual ha sido nombrado”), la supervisión de la obra de todos los representantes viajeros, la directriz de la escuela de misioneros de Galaad y la asignación y el trabajo de todos los misioneros, la planificación de convenciones y el programa de convenciones — todo esto y mucho más era finalmente la prerrogativa exclusiva de una sola persona: el presidente de la corporación. Fuese lo que fuese que el Cuerpo Gobernante considerarse o no considerase en cualquiera de estas áreas, en todo caso el resultado era la decisión de él y estaba a su discreción. Todo esto era difícil de reconciliar después de los artículos publicados del discurso por el vicepresidente sobre “la cola moviendo al perro”. El lenguaje allí usado había sido tan poderoso, tan conclusivo:
(Hech. 20:28) Así, también, aunque no estuvieron presentes apóstoles de Cristo en el siglo diecinueve, el espíritu santo de Dios debe haber estado en operación en la formación del cuerpo gobernante para su resto ungido de la clase del “esclavo fiel y discreto.” Los hechos hablan por sí mismos. Se presentó en la escena un cuerpo de cristianos ungidos que aceptó y emprendió las responsabilidades de gobernar los asuntos del pueblo dedicado, bautizado y ungido de Jehová que estaba siguiendo los pasos de Jesucristo y esforzándose por realizar la obra que se declara en la profecía de Jesús en Mateo 24:45-47. Los hechos hablan más claro que las palabras. Ahí está el cuerpo gobernante. Agradecidamente los Testigos cristianos de Jehová saben y aseveran que ésta no es una organización religiosa gobernada por un solo hombre, sino que tiene un cuerpo gobernante de cristianos ungidos por espíritu.[37]
Desdichadamente el cuadro pintado aquí simplemente no es la verdad. Los hechos, sí “hablan por sí mismos” y los hechos, anteriormente presentados en las publicaciones aprobadas por la misma Sociedad Watch Tower, y por declaraciones de los Directores, claramente se muestra que no hubo ningún cuerpo gobernante de ninguna manera real en el siglo diecinueve durante la presidencia de Russell, ni tampoco en el siglo veinte durante la presidencia de Rutherford, y nunca hubo ninguno en el sentido descrito en este mismo artículo de La Atalaya durante la presidencia de Knorr.
Fue un cuadro sonoro e impresionante el presentado, no obstante, fue una ilusión, y una ficción. El hecho es que un convenio monárquico prevaleció desde la misma formación de la organización (la palabra “monarca” es de origen griego y significa “uno que gobierna solo”, también se define en el diccionario como “uno que mantiene una posición preeminente y de poder”). El que un presidente fue benigno, el siguiente severo y autocrático, y el tercero muy práctico en asuntos de negocio, de ninguna manera altera el hecho de que cada uno de los tres presidentes ejerció autoridad monárquica.
La gran mayoría de los Testigos que forman lo que el artículo de La Atalaya hizo referencia como “los miembros comunes” — y también incluyendo la mayoría de los “ungidos” formando “la clase del esclavo fiel y discreto” — estaban totalmente ignorantes sobre esto. Aquellos que estaban en una posición suficientemente cercana a la sede de la autoridad sabían que esto era así; mientras más cerca estuvieran, más cuenta se daban de los hechos.
Esto particularmente fue cierto de los miembros del Cuerpo Gobernante y en el 1975 el “perro” decidió que era hora de “menear la cola”. La mayoría de los miembros consideraron que ya era tiempo de que los hechos finalmente comenzaran a armonizar con las palabras que se estaban diciendo y publicando.
Interesantemente lo que se hizo, esencialmente fue lo mismo que los cuatro Directores habían propuesto en el 1917, una reorganización, un esfuerzo de su parte que había sido descrito consistentemente en las publicaciones de la Watch Tower después de eso como un ‘complot ambicioso’ y ‘una conspiración rebelde’, una que, ‘¡por la gracia de Dios, no tuvo éxito!’ Cincuenta y cinco años después básicamente la misma proposición sí tuvo éxito, pero sólo después de unos meses de tumulto para el Cuerpo Gobernante.
NOTAS
[1] El término “esclavo fiel y discreto” es tomado de la parábola de Jesús en Mateo 24: 45-47, el número 144,000 es tomado de Revelación 7:4 y 14:1,3
[2] Vea el cuadro de informe en La Atalaya del 1º de enero de 1992.
[3] En ese tiempo los once miembros eran: Nathan Knorr, Fred Franz, Grant Suiter, Thomas Sullivan, Milton Henschel, Lyman Swingle, John Groh (estos siete también eran directores de la corporación de la Sociedad Watch Tower), entonces, William Jackson, Leo Greenlees, George Gangas, y Raymond Franz.
[4] Algunos Testigos indudablemente han tenido la idea que el nombramiento de los ancianos de las congregaciones se hace por el propio Cuerpo Gobernante. Inicialmente, un par de miembros del Cuerpo Gobernantes se sentaban con el miembro del personal del Departamento de Servicio y revisaban y sometían todos los nombramientos de ancianos en los Estados Unidos. Esta práctica después de un tiempo relativamente corto se descontinuó, sin embargo, los nombramientos de ancianos consecuentemente se dejaron a cargo de los miembros del personal del Departamento de Servicio. En otros países los nombramientos de ancianos desde sus comienzos son manejados enteramente por las oficinas de las sucursales de la Watch Tower. Los únicos nombramientos hechos desde entonces por el Cuerpo Gobernante, en los EE.UU., o en otras partes, son aquellos de los representantes de viaje y los miembros de los Comités de las sucursales. Creo que esto es para que estos hombres pudieran presentarse a sí mismos como “representantes del Cuerpo Gobernante”, en un sentido especial, uno que lleva un peso mayor e implica mayor autoridad que el de los ancianos locales.
[5] La educación superior no es vista con buenos ojos, pensándose que conduce a la pérdida de fe y que provee una atmósfera propicia para la inmoralidad.
[6] En aquel entonces la regla era que solamente era bíblicamente aceptable el divorcio si éste se obtuvo por el cónyuge inocente.
[7] La regla era que la multa no debería ser pagada, que en estas circunstancias sería admitir culpa, y por lo tanto, comprometer la integridad de uno. Ésta regla cambió más tarde.
[8] Un articulo en la revista Watchtower del 15 de diciembre del 1969, Págs. 765, 766 (en español, en La Atalaya del 15 de agosto del 1970, Págs. 509, 510) se había primero enfocado la atención en tales relaciones sexuales, discutiéndolas extensamente, y con seguridad esto sirvió para hacer que los ancianos se sintieran sensitivos a reportes de tal conducta, de hecho, es posible que fuera responsable de que este reporte, sobre las prácticas privadas de esta pareja, fuera hecho público en primer lugar.
[9] Vea La Atalaya del 15 de mayo del 1973, págs. 317-320.
[10] En un memorando al Cuerpo Gobernante, fechado 9 de agosto de 1976, uno de los miembros del personal de las oficinas centrales encargado de manejar la correspondencia declara: “Muchos, muchos problemas han resultado de la posición asumida, usualmente cuando uno de los cónyuges es un cónyuge no creyente [que no es Testigo de Jehová]. Las esposas han rehusado permitir a los esposos que las estimulen de esta manera, o estimularlos ellas en tal forma. Como resultado matrimonios han sido destruidos.”
[11] Muchos Testigos llaman a la organización “nuestra madre” y esto se debe a que la revista La Atalaya ha usado este término en dicha manera, como en el número del 1º de julio del 1952, Pág. 400, el número del 15 de septiembre del 1957, págs. 563, 570, 573; vea también La Atalaya del 1º de abril de 1994, pág. 32
[12] Unos años después de mi renuncia al Cuerpo Gobernante, la organización en efecto reintegró los elementos básicos de su política más temprana sobre las “relaciones sexuales pervertidas dentro de la unión matrimonial”. En la revista Watchtower del 15 de marzo de 1983, Págs. 30-31 (en español, La Atalaya del 15 de julio de 1983, páginas 30-32) mientras declara que, “no toca a los ancianos “vigilar” los asuntos maritales privados de los matrimonios de la congregación, sin embargo, si se llega a saber que algún miembro de la congregación practica o promueve abiertamente relaciones sexuales pervertidas dentro de la unión matrimonial, tal persona ciertamente no sería irreprensible, y por eso no sería aceptable para recibir privilegios especiales, tales como el de servir de anciano, o de siervo ministerial o precursor. La práctica y promoción de tales perversiones hasta pudiera resultar en que dicha persona fuera expulsada de la congregación.” Lloyd Barry quien no había estado presente cuando la política del 1972 efectivamente se había cancelado por una decisión del Cuerpo Gobernante y en su retorno él expresó su desaprobación de la cancelación. Siendo que él encabezaba el Comité de Redacción y supervisaba la producción del material de la revista La Atalaya, su influencia pudo haber contribuido en parte para volver a cambiar a mucha de las posiciones más tempranas. Cualquiera fuese el caso, este material en el 1983 no produjo la gran ola de audiencias judiciales que acompañó el anuncio inicial de esta política en el 1972, quizás porque esa experiencia más temprana había producido suficientes malos frutos para refrenar el celo de hacer preguntas por parte de los ancianos.
[13] Vea La Atalaya del 1º de agosto de 1972, Pág. 479, 480
[14] En el original griego en Mateo 19:9, la palabra que se vierte para “adulterio” es moikheia y, a diferencia de porneia, la cual no es de un significado amplio sino más bien limitado, siendo restringida a adulterio en el sentido común de la palabra.
[15] La Traducción del Nuevo Mundo no menciona el nombre de ningún traductor y es presentada como el resultado del trabajo anónimo del “New World Translation Committee” (“Comité de la Traducción del Nuevo Mundo”). Otros miembros de ese comité eran Nathan Knorr, Albert Schroeder y George Gangas; Fred Franz, sin embargo, era el único con suficiente conocimiento de las lenguas bíblicas para intentar una traducción de esta clase. Él había estudiado griego por dos años en la Universidad de Cincinnati, pero el hebreo lo estudió por sí solo (autodidacto).
[16] Vea La Atalaya del 15 de mayo del 1973, Págs. 317, 318.
[17] La Sra. Russell renunció como editora asociada de la Watch Tower en octubre de 1886, debido a desacuerdos con su esposo y el 9 de noviembre de 1897, ella se separó de su esposo. Sin embargo, ella permaneció como Directora de la Sociedad hasta el 12 de febrero de 1900. En el 1906 obtuvo el divorcio.
[18] La revista Watch Tower (en inglés) del 15 de julio del 1906, Pág. 229.
[19] Russell no puso a Rutherford entre estos cinco pero lo colocó en un segundo grupo de cinco que podrían servir como reemplazos si las circunstancias lo requiriesen.
[20] En el libro Los Testigos de Jehová en el propósito divino, publicado en español en el 1965, página 66, se dice que por ley los votos de Russell murieron con él.
[21] Típico de este curso fue la decisión de Rutherford de publicar un libro titulado The Finished Mystery (El Misterio Terminado), presentado como “la obra póstuma de Russell”, pero realmente escrito por Clayton J. Woodworth y George H. Fisher. Rutherford no solo no consultó con los directores en relación con la escritura del libro, sino que además ellos ni siquiera habían sido informados que estaba siendo publicado, se enteraron cuando Rutherford lo presentó a la “familia de Betel”, o sea, al personal de las oficinas de la sede principal. Más tarde, las publicaciones de la Watch Tower, incluyendo el libro Los Testigos de Jehová en el propósito divino, (Págs. 72, 73) dieron la impresión de que esto fue iniciación y la primera causa para las objeciones de los cuatro directores. Esto distorsiona los hechos, ya que Rutherford anunció el despido de los cuatro directores el mismo día (17 de julio de 1917) en que presentó el libro El misterio terminado al personal de las oficinas principales. El anuncio del despido, de hecho, se hizo antes de la presentación del libro.
[22] A. H. McMillan, Faith on the March (La fe en marcha, en inglés; Englewood Cliffs: Prentice – Hall, Inc., 1957), Pág. 80. Las notas en el prólogo fueron escritas por N. H. Knorr.
[23] Vea el libro The Finished Mystery, pags.4, 11; y las revistas Watch Tower, en inglés, del 1º de mayo de 1922,pág. 131; del 1º de marzo de 1923, págs. 67, 68.
[24] A. H. MacMillan en el libro Faith on the March (La fe en marcha, en inglés), en la Pág. 152, dice: “Russell lo había dejado en las manos de cada individuo que estos decidieran cómo cada cual cumpliría con sus responsabilidades… Rutherford quería unificar la obra de la predicación y, en lugar de permitir que cada individuo diera su propia opinión y dijera lo que creía que era correcto e hiciera lo que estaba en su propia mente, gradualmente Rutherford se convirtió a si mismo en el vocero principal de la organización. Esta era la manera que él pensaba que se prestaba mejor para presentar el mensaje sin contradicción alguna.”
[25] El punto en cuestión era, sí el nuevo punto de vista de que las “autoridades superiores” de Romanos 13: 1 no eran las autoridades gubernamentales en la tierra, sino que era Jehová Dios y Jesucristo, o la decisión relacionada con la eliminación de los cuerpos de ancianos, ahora no recuerdo cuál de los dos era.
[26] Vea el “Prefacio” del libro Los Testigos de Jehová Proclamadores del Reino de Dios. Puesto que presentan una ilustración de una información que ya se hizo disponible en otra fuente, este libro, en la página 200, presenta una fotografía del personal en las oficinas de la sede principal en Brooklyn celebrando la Navidad en el 1926. Esa fotografía se publicó en el 1991 en el libro In Search of Christian Freedom (“En busca de libertad cristiana”), en la página 149. Dos años después de esto, el nuevo libro de su historia lo presentó por primera vez en una publicación de la Watch Tower. No obstante esa fotografía había estado en su posesión durante 67 años.
[27] Vea las páginas 78-84 del libro In Search of Christian Freedom (“En busca de la libertad cristiana”),
[28] De los tres que recibieron copias, en ese tiempo yo era el único que había profesado ser de la clase “ungida”, habiendo hecho tal profesión desde 1946.
[29] Libro, Vida eterna en libertad de los hijos de Dios, publicado en 1966. Págs. 29. 30.
[30] En la carta que yo sometí, señalé que el argumento descansaba principalmente en una porción de las Escrituras que es difícil definir sobre la misma, y que las razones que fueron ofrecidas eran, a lo sumo, tenues.
[31] En la revista Watchtower del 1º de junio del 1938, Pág. 168, en un artículo sobre “Organización”, las expresiones “cuerpo central” y “autoridad central’ son usadas pero sólo en referencia al cuerpo de apóstoles y a aquellos quienes eran sus asociados inmediatos, sin haberse hecho ninguna aplicación moderna. El término “cuerpo gobernante” primero apareció en inglés en las revistas Watchtower del 15 de octubre de 1944, Pág. 315, y en la del 1º de noviembre de 1944, Págs. 328-333.
[32] Marley Cole, Jehovah’ s Witnesses —The New World Society, New York: Vantage Press, 1955, pp. 86- 89. Cole escribió este libro como si él no fuera un Testigo y estuviera escribiendo un recuento objetivo. La idea era que por medio de imprimir el libro y que fuese publicado por una firma y una casa editora de afuera éste pudiera alcanzar a las personas que normalmente no leen la literatura de la Sociedad. Así que esto fue, en cierta manera, una táctica de relaciones públicas.
[33] Ibíd. Pág. 88.
[34] Aunque el vicepresidente hace referencia a un “comité editorial” él posteriormente se identifica a sí mismo y al Presidente Knorr como los únicos en ese comité de entre los miembros de la Junta de Directores. En realidad no había ningún “comité editorial” oficial aparte de ellos dos. En el 1965 Karl Adams era el único otro cuya firma se requería regularmente en el material a ser publicado y él no estaba en la Junta de Directores ni profesaba ser de la clase “ungida”.
[35] Mateo 24:47
[36] Véase el libro Man’s Salvation Out of World Distress At Hand! (La salvación del
hombre de la angustia mundial a la mano!) publicado en 1975, págs. 06-215; también la Watchtower, 1 de octubre 1975, págs. 589-608.
[37] La Atalaya del 15 de febrero. 1972. Pág. 121.
PORQUE LOS TESTIGOS DE JEHOVA INDAN QUE EL SER HUMANO NO VA A ENTRAR EN EL CIELO