De Casa en Casa

Probablemente ningún otro rasgo de su actividad, distinga tanto a los testigos de Jehová como son sus visitas de puerta en puerta. La gente en todo el mundo está acostumbrada a verlos llamar a sus hogares con literatura bíblica y revistas, en algunas zonas cada pocas semanas. Aunque es cierto que hay otras religiones que son fervorosas en evangelizar y que muestran espíritu misional, no hay ninguna otra que vea el ir de puerta en puerta, no simplemente como un medio de extender un mensaje, sino como evidencia – en sí misma – de lo genuino del cristianismo de uno.

Si se hiciera la pregunta a las oficinas centrales de la Sociedad Watchtower, en el sentido de si cada miembro (que físicamente pueda) debería testificar de casa en casa para ser un buen testigo, incluso para ser un buen cristiano, la respuesta probablemente sería que eso no es en absoluto un requisito. (De hecho, sería extremadamente difícil conseguir una respuesta sencilla a tal pregunta; las oficinas centrales son extraordinariamente reticentes a expresarse al escribir sobre asuntos delicados, y cuando lo hacen, las respuestas se expresan a menudo en términos ambiguos o con evasivas y razonamientos con rodeos.).

Sin embargo, ya hemos visto que hombres de responsabilidad en la organización reconocen que hay seria razón para preguntar, si en realidad la entera comunidad de testigos participa en esa actividad con un deseo sincero de hacerlo, como algo de libre motivación y sin ningún sentido de presión.

Entonces, ¿por qué se hace? En realidad la evidencia muestra que es algo que ha llegado a ser una verdadera regla de ley, de modo que el dejar de hacerlo conlleva un sentido de culpa, el mismo que pudiera tener un católico practicante que se siente culpable cuando no asiste regularmente a misa. A.H. MacMillan, un Testigo por mucho tiempo y miembro de las oficinas centrales, dijo claramente que la obra de puerta en puerta se llegó a ver como “un arreglo de observar el pacto” y como “un deber a Dios”. (A. H. MacMillan, Faith on the March [La Fe en Marcha], Prentice Hall, Inc., N.J., USA, 1957, p. 152) Aunque afirman creer en la enseñanza apostólica de que nos salvamos por fe y no por obras, encontramos constantemente declaraciones en las publicaciones de la Watchtower que dan a entender lo contrario. Como ejemplo, La Atalaya de 1 de diciembre 1979  (un artículo escrito por el miembro del Cuerpo Gobernante, Lloyd Barry), pág. 14, dice:

Es por nuestra perseverancia en proclamar “estas buenas nuevas del reino” por lo que podemos alcanzar la salvación.

Para los testigos, “proclamar las buenas nuevas” tiene solo un significado, servicio del campo, ir de puerta en puerta con la literatura de la organización.

Sin lugar a dudas, la mayoría de los testigos de Jehová han llegado a aceptar la enseñanza de que este método particular de testificar de puerta en puerta es un mandato de Dios, que fue el método que usaron Cristo, sus apóstoles y discípulos, y que es el mejor y más efectivo modo de llevar a cabo la predicación mundial de las buenas nuevas en nuestro tiempo.

Todos los cristianos deberían verse a sí mismos como que tienen una “comisión dada por Dios” para hacer expresión de su fe a otros. Deberían estar dispuestos a sufrir pérdida de libertad, incluso de la vida misma, más bien que probarse infieles para con tal comisión. Pero este no es ciertamente el asunto. La pregunta de verdad es: ¿conlleva la comisión de Dios a los cristianos de dar a conocer las buenas nuevas, la obligación de llevarla a cabo de una sola manera, es decir yendo de puerta en puerta? ¿Es ese método algo que se enseña en las Escrituras como la manera principal de proclamar las buenas nuevas, como la marca identificadora del verdadero seguidor de Jesucristo? En un artículo sobre el bautismo y bajo el subtema “Requisitos”, La Atalaya de 15 de Noviembre de 1955, página 698, se decía esto:

Se espera del dedicado que sostenga la causa del Padre, la causa de la adoración verdadera, que predique en honra de la Palabra y nombre de Jehová Dios, que plenamente acepte y desempeñe sus responsabilidades como ministro, como predicador en el servicio del campo de casa en casa, y de otras maneras participe plenamente de las actividades de la sociedad del Nuevo Mundo, para adelantar la proclamación del Reino y sostener la adoración verdadera de Jehová. El dedicado tiene que ser un testigo que vaya de casa en casa como lo fueron Cristo Jesús y los apóstoles hasta donde le sea posible, y tiene que ser de otra manera un testigo y anunciador del Reino teocrático de justicia. Es la voluntad de Dios que el dedicado estudie continuamente su Palabra, que predique su palabra y que progrese en la justicia.

Esto nos lleva de nuevo a la verdadera cuestión: ¿es verdad esta creencia? Si lo es, entonces todo el sufrimiento por el cual los Testigos pasaron en países totalitarios, por haber desafiado la prohibición de las autoridades de divulgar su fe de puerta en puerta, se podría ver correctamente como parte del “sufrir por Cristo”, un sacrificio necesario de mínimas consecuencias cuando lo comparamos con ser leal a Dios y fiel a su Palabra. En ese caso, toda la responsabilidad por el sufrimiento experimentado recae total y completamente en las autoridades gubernamentales que tomaron medidas represivas tan crueles.

Si por otro lado, el punto de vista desarrollado en la mente y corazón de muchas personas en muchos países no se enseña clara e inconfundiblemente en la Biblia, si en lugar de esto fuera el resultado de cierta política de organización basada en razonamiento humano, entonces han de levantarse serias cuestiones acerca de qué grado de responsabilidad pudiera tener la fuente de tal enseñanza.

Miles de Testigos han experimentado arresto y prisión simplemente porque se sentían bajo la obligación de continuar con aquel método de extender su mensaje en medio de restricciones legales adversas.

Aún en aquellos países donde prevalece una gran grado de libertad y donde es remota la posibilidad de arresto, cualquiera que sea o haya sido testigo de Jehová debe honestamente admitir que se le ha enseñado, que la actividad de ir de puerta en puerta es una parte especialmente vital de su adoración, prácticamente una evidencia primordial de que es discípulo de Cristo. También sabe en su corazón que si alguna vez fallaba en participar en esa actividad con alguna regularidad, se le veía como “espiritualmente débil” por el resto de los asociados, creándose en muchos un sentido de culpa.

Para ilustrar estos asuntos, he aquí una carta escrita por un superintendente de circuito a la Sociedad Watch Tower, en la cual él abre su corazón sobre lo que había visto en su área de actividad. Dice:

Escribo esta carta después de seria consideración y muchas conversaciones íntimas con publicadores y ancianos. He considerado el problema con oración y espero poder expresar claramente sus proporciones. De los aproximadamente 25 ancianos con los que he hablado largamente en conversación íntima, solo 2 no expresaron sentimientos de culpa o que no eran capaces de vivir de acuerdo con las metas que la Sociedad había establecido para ellos.

En cuanto al programa de reuniones y estudio que se dispone para ellos, y los constantes llamamientos a “llevar mejor la delantera en el servicio del campo”, dice que muchos “sienten una constante tendencia a presionar, presionar y presionar, no teniendo nunca suficiente tiempo para hacerlo todo bien”. Entonces pasa a decir:

Muchos me han dicho que algunas visitas de superintendentes de circuito en el pasado han estado lejos de ser estimulantes. Dicen que el superintendente de circuito viene siempre con el mensaje de hacer más, más y más. ¿Cómo afecta esto a la gente que ya está llena de sentimientos de fracaso personal y culpa? Un hermano comentó:

Los superintendentes de circuito han pasado por la congregación como una lancha a motor haciendo olas. Cuando después se van, la vida de todos queda un poco más inquieta.

Otro dijo: “Sus discursos tienen a veces el efecto del golpear a un leal y cansado caballo que ya se siente con demasiado trabajo”. (De una carta del superintendente de circuito Vayne Cloutier en el circuito 2 de Connecticut, fechada el 11 de diciembre de 1977).

Deja claro que éstas no son simplemente quejas de los descontentos, egocéntricos o personas poco dadas de sí mismas y entonces el superintendente de circuito pasa a decir: “Entre los que hacen esas expresiones están los más cualificados ancianos y publicadores del circuito”.

Por todo el mundo, cada anciano y “siervo ministerial” (“diácono”) de los testigos de Jehová sabe que, junto con el asistir a las reuniones tres veces a la semana (abarcando un total de cinco reuniones individuales), debe participar en hacer visitas de puerta en puerta con cierto grado de regularidad o se arriesga a ser cesado de su asignación por “no ser un ejemplo”. Debido a que los ancianos disponen de poco tiempo, se encuentran con la realidad de que tienen que sacrificar o apartar otras cosas en las que en su fuero interior sienten que tienen una mayor importancia, tales como asuntos de familia, pasar tiempo con sus hijos, visitar a los enfermos y actividades parecidas. Esto puede querer decir llegar a ser como marionetas espirituales, que responden cuando tira del hilo una fuente externa. Es también innegable, que muchas mujeres testigos se han visto obligadas a continuar yendo de puerta en puerta a pesar de las fuertes objeciones de esposos que no son testigos, sabiendo que al continuar haciéndolo se podrían producir problemas maritales y en algunos casos, divorcio.

¿Cuál es entonces la base para esta creencia, que hace que los testigos vean el participar en la obra de puerta en puerta de un modo parecido a como ve un católico el asistir a misa?

De casa en casa y de puerta en puerta ― ¿es lo mismo?

La enseñanza de los dirigentes de los testigos de Jehová sobre el testificar de casa en casa se basa completamente en textos tales como Hechos 5:42 y 20:20. En la Traducción del Nuevo Mundo de la Sociedad Watch Tower estos textos dicen:

Y todos los días en el templo, y de casa en casa, continuaban sin cesar enseñando y declarando las buenas nuevas acerca del Cristo, Jesús.

Mientras (yo Pablo) no me retraje de decirles ninguna de las cosas que fueran de provecho, ni de enseñarles públicamente y de casa en casa.

Se hace la deducción de que “de casa en casa” indica actividad de puerta en puerta, el ir de manera consecutiva de una puerta a la siguiente, una puerta tras otra, el visitar a la gente sin invitación previa y generalmente sin previo conocimiento. ¿Es necesariamente correcta esa deducción?

Cuando se publicó por primera vez la Traducción del Nuevo Mundo, la Sociedad Watch Tower enfocó considerable atención sobre la expresión original en griego (kat’oikon) de la cual venía la traducción “de casa en casa”. Se enfatizó que la preposición kata (que literalmente significa “según”) se usa aquí en sentido distributivo. Así es que se dijo, que la frase “de casa en casa” tenía el mismo sentido que “de puerta en puerta”, es decir, el ir de una puerta a la siguiente a lo largo de la calle.

La afirmación no se sostiene si se reflexiona y se examina. En primer lugar, distributivo no es lo mismo que consecutivo. Una persona puede ir de “casa en casa” por medio de ir desde un hogar en cierta zona a otro hogar en otra zona, tal y como un médico efectúa sus “visitas” de un hogar a otro. No requiere en absoluto la idea de visitar de puerta en puerta de manera consecutiva.

La Traducción del Nuevo Mundo misma, desacredita cualquier alegación de que el uso de la preposición kata en el sentido distributivo requiera que se traduzca “de casa en casa” para que sea correcta y exacta.

Pocos testigos se dan cuenta de que la idéntica expresión (kat’oikon), traducida “de casa en casa” en la Traducción del Nuevo Mundo en Hechos, capítulo 5, versículo 42, también aparece en el capítulo 2, versículo 46. Abajo se presentan esos versículos tal y como aparecen en el Kingdom Interlinear Translation de la Sociedad Watch Tower, la cual contiene la Traducción del Nuevo Mundo en su columna derecha:

Hechos 2:46 

46 la necesidad que cualquiera tuviera. Y día tras día asistían constantemente y de común acuerdo al templo, y tomaban sus comidas en hogares particulares y participaban del alimento con gran regocijo y sinceridad de corazón,

Hechos 5:42 

42 Y todos los días en el templo, y de casa en casa, continuaban sin cesar enseñando y declarando las buenas nuevas acerca del Cristo, Jesús.

Como muestra la parte interlinear, aparece la misma expresión en ambos textos con el mismo sentido distributivo de kata. Sin embargo, en Hechos 2:46, la traducción no es “de casa en casa” sino “en hogares privados”. ¿Por qué?

Porque es ilógico pensar que cuando los discípulos tomaban comidas, lo hacían yendo de una casa a la otra a lo largo de la calle, y puesto que la Sociedad Watch Tower quiere unir ese significado específico a la expresión “de casa en casa” (para apoyar su actividad de puerta en puerta), no desea que surjan ciertas preguntas por usar aquí la traducción “de casa en casa”. Como se dijo antes, la mayoría de los Testigos no se dan cuenta de este cambio de traducciones y la Sociedad Watch Tower prefiere no llamar la atención en cuanto a ello o tratarlo abiertamente.

La expresión aparece de nuevo en Hechos 20:20, aunque la palabra para “casa” u “hogares” está aquí en plural (kat’oikous):

Hechos 20:20

20 mientras no me retraje de decirles ninguna de las cosas que fueran de provecho, ni de enseñarles públicamente y de casa en casa.


De nuevo es solo la decisión del traductor, cómo se traducirá esta expresión griega. Que el principal traductor de la Traducción del Nuevo Mundo, Fred Franz, reconoció esto, se muestra en la nota al pie de la página para este versículo en la edición de letra grande de la Traducción del Nuevo Mundo. La nota dice:

# O, “y en casas privadas”.

El asunto no es que sea incorrecto el traducir kat’oikon(o kat’oikous) como “de casa en casa”. Es una traducción perfectamente apropiada y se encuentra en muchas diferentes traducciones de la Biblia, incluso en Hechos 2:46. El que se viertan estos textos como “de casa en casa” o “en hogares privados”, solo depende de la elección del traductor. Lo que es incorrecto es intentar hacer que la expresión conlleve un significado que realmente no tiene.

Está claro que los apóstoles y otros cristianos primitivos visitaban a la gente en sus hogares privados. Lo que no está completamente claro es que participaran en la actividad de puerta en puerta como lo hacen hoy día los testigos de Jehová. Aunque se afirme eso, es una afirmación que no tiene ninguna prueba que la apoye en absoluto.

La Sociedad Watch Tower no usa solo esos textos en su esfuerzo por presentar el testificar de puerta en puerta como el modo en que el cristiano verdadero, igual que lo hacía Cristo, extiende conocimiento de la Palabra de Dios. Otro pasaje de la Escritura que se emplea a menudo en sus argumentos es Mateo 10:11-14, en el cual Jesús dió estas instrucciones al enviar a sus apóstoles a predicar:

En cualquier ciudad o aldea que entren, busquen hasta descubrir quién en ella es merecedor, y quédense allí hasta que salgan. Al entrar en la casa, salúdenla; y si la casa lo merece, venga sobre ella la paz que le desean; pero si no lo merece, vuelva sobre ustedes la paz de ustedes. Donde quiera que alguien no los reciba ni escuche sus palabras, al salir de aquella casa o de aquella ciudad, sacúdense el polvo de sus pies.

En las publicaciones de la Watch Tower se coloca el énfasis apropiadamente sobre la expresión “Busquen hasta descubrir quién en ella (la ciudad o pueblo) es merecedor.” Entonces, se da a entender que esto significa ir de puerta en puerta para encontrar personas receptivas a las buenas nuevas. No se dirige la atención a las palabras que se encuentran en el contexto (versículo 11) y que dicen: “Quédense allí hasta que salgan.” Estas palabras casi nunca se han considerado en las publicaciones de la Watch Tower porque hacen evidente que Jesús estaba hablando aquí, no de testificar de puerta en puerta, sino de obtener alojamiento.

Muchos de estos asuntos surgieron en más de una ocasión para que se considera por parte del Cuerpo Gobernante. Los antecedentes fueron los siguientes:

En 1972, cuando se desarrolló un nuevo manual de la organización intitulado Organización para Predicar el Reino y Hacer Discípulos, se me asignó para preparar una tercera parte del manual, incluyendo el capítulo intitulado “Su Servicio a Dios”. Yo mismo como Testigo de Jehová, a lo largo de toda mi vida había estado ocupado en hacer visitas de puerta en puerta y continué haciéndolo mientras estaba en el Cuerpo Gobernante y después de mi renuncia en 1980. Me esforcé en participar en esa actividad cada mes de mis cuarenta y trés años de asociación activa, habiendo literalmente visitado en todo ese tiempo decenas de miles de hogares. Era muy raro el que no participara algún mes en aquella obra. (Como mencioné en el capítulo 6, nota al pié 17, no era este el caso de todos los miembros del Cuerpo Gobernante. En el caso de algunos, era rara excepción si participaban en la obra de puerta en puerta).

Pero para 1972, aunque continuaba activo en aquella obra, ya no estaba convencido de que las Escrituras apoyaran el punto de vista que yo había defendido por tanto tiempo, es decir, que el ir de puerta en puerta fuera el modo cristiano distintivo de declarar las buenas nuevas. Era claramente evidente e innegable, que los cristianos tenían la responsabilidad de compartir con otros las buenas nuevas. Y al escribir el capítulo asignado del manual, presenté esa responsabilidad claramente, como cualquiera lo puede ver si lee el capítulo. Pero no puedo ver nada en las Escrituras que ordene un método específico para hacer eso.

Que Cristo Jesús, sus apóstoles y discípulos habían visitado a la gente en sus hogares, era del mismo modo claramente evidente e innegable. Pero no se indicaba en ningún lugar de las Escrituras que hubieran ido de puerta en puerta al hacer eso. Yo no podía emplear en conciencia los textos de Hechos 5:42 y Hechos 20:20 para demandar el punto de vista que ellos querían. Así, en el manual presenté las visitas de puerta en puerta como un medio efectivo de llegar hasta la gente, pero no intenté presentarlo como algo que se indicara en la Biblia.

Presenté lo que escribí a Karl Adams. Karl leyó y aprobó el material y lo pasó al presidente. Se presentó seguidamente el manual completo al Cuerpo Gobernante para consideración. El asunto de aplicar aquellos dos textos a llamar de manera consecutiva de una puerta a otra se discutió largamente, con ‘pros’ y ‘contras.’ El capítulo se aprobó finalmente – por unanimidade – por el entero Cuerpo Gobernante, el cual consistía entonces de once miembros. (En aquel tiempo se había establecido que todas las decisiones tenían que llevarse a cabo por unanimidad. Posteriormente, en 1975, se aplicó el arreglo de mayoría de dos terceras partes. El único lugar en el manual Organización donde de consideró Hechos 15:42 y Hechos 20:20 fue bajo el tema “Pastores del Rebaño de Dios”, y era una porción donde se trataba de las visitas por parte de los ancianos a los hogares de los hermanos).

El asunto se mantuvo así por varios años, durante los primeros tres de los cuales los testigos de Jehová tuvieron uno de los más grandes aumentos numéricos. A comienzos de 1976 tuvo lugar una severa caída tanto en el crecimiento numérico como en toda actividad. Había evidencia clara de la relación que había entre esa disminución y el hecho de que la gran expectación estimulada por las publicaciones de la Watch Tower para el año 1975 no se había materializado. Así es que algunos miembros del comité de redacción empezaron ahora a instar a que se reintrodujera el uso de los textos de Hechos para apoyar el punto de vista de que la actividad de puerta en puerta era “vital” al predicar las buenas nuevas, fundamental para el cristianismo. (En realidad, pocos testigos se dieron cuenta de que esos textos no se estaban usando del modo acostumbrado. Incluso el hermano de Karl Adams, Don Adams, aunque él mismo era secretario del cuerpo gobernante, dijo que no se había dado cuenta de ningún cambio al respecto. La evidencia que venía desde el campo era que la disminución estaba indefectiblemente relacionada con 1975 y nada más. El hecho de que, después de que el manual se publicara, tuvieran lugar tremendos aumentos hasta aquel año y entonces tuviera lugar la brusca caída, demuestra esto).

Sam Buck, del departamento de redacción, presentó un artículo con el esfuerzo de apoyar tal punto de vista; el artículo se intitulaba “¿Como Predicaban Jesús y Sus Seguidores?”. El Comité de Redacción del cuerpo gobernante, del cual yo era miembro, lo consideró en una de nuestras reuniones semanales. Karl Adams, aunque no era miembro del cuerpo gobernante, estuvo presente como secretario del comité de redacción. Entre los comentarios que se hicieron la expresión de Karl fue que el artículo “parecía que intentaba hacer que se torciera las Escrituras para fijarlas a una idea preconcebida”.

Yo había preguntado previamente a otro miembro de largo tiempo del departamento de redacción para que ofreciera sus comentarios sobre el material presentado. (El es todavía miembro del departamento de redacción. No tengo duda de que él se preocuparía si su nombre apareciese aquí. No tengo también ninguna duda de que mantiene el mismo punto de vista que expresó entonces). El escribió:

Por el tono del artículo, tuve la sensación de que estábamos intentando hacer que las Escrituras dijeran algo que queríamos que dijeran; laborábamos los textos para hacer que dijeran lo que queríamos que dijeran….

Creo que estamos dejando escapar un asunto en todo esto. Todos estamos para alabar a Dios. Lo que es vital es el hacerlo, no cómo hacerlo. Si los primeros cristianos no iban de casa en casa, eso no significa que nosotros no debemos hacerlo así. Si ellos iban, no significa que nosotros tengamos que hacerlo. Ellos iban a las sinagogas, nosotros no vamos a las iglesias. Nosotros tenemos asambleas internacionales, no hay indicación de que ellos las tuvieran…. ¿Por qué forzar un requerimiento en una sola dirección? ¿Por qué hacer de la obra ¨de casa en casa” una piedra de toque? El asunto es llegar hasta la gente. El cómo no es lo importante, no tanto como lo es el amar y el ayudar a la gente a la que se testifica.

No hubo unanimidad en la discusión entre los cinco miembros del comité de redacción, así es que el asunto fue al entero cuerpo gobernante. Con la esperanza de que la discusión se pudiera enfocar y gobernar primeramente por las Escrituras mismas, hice el esfuerzo de investigar todos los ejemplos en los registros de los cuatro evangelios y en el libro de Hechos relacionados con cualquier actividad que tuviera alguna apariencia de predicación o “testificar”, y entonces reduje mis hallazgos a una lista de doce páginas de longitud. Hice también una lista comparativa de 27 traducciones y sus versiones de Hechos 2:46; 5:42; y 20:20. Se facilitó una copia de ambas listas a cada uno de los miembros del Cuerpo Gobernante. La lista sobre las 27 traducciones se presenta abajo.

 Hechos 2:46Hechos 5:42Hechos 20:20
AVde casa en casaen cada casade casa en casa
ASVen el hogaren el hogarde casa en casa
Douayde casa en casade casa en casade casa en casa
RSVen sus hogaresen el hogarde casa en casa
NEBen casas privadasen casas privadasen sus hogares
Rotherhamen el hogaren el hogaren sus hogares
Byingtonen el hogaren el hogarde casa en casa
Basic Engen sus casasprivadamenteprivadamente
Eng Reviseden el hogaren el hogarprivadamente
Knoxen esta casade casa en casade casa en casa
New Am Stde casa en casa (o en varios hogares privados)de casa en casa (o en varios hogares privados)de casa en casa
Moffatten sus propios hogaresen el hogarde casa en casa
Moultonen el hogaren el hogarde casa en casa
New Am Bien sus casasen el hogaren privado
Diaglotten el hogaren el hogaren sus casas
Goodspeeden sus hogaresen casas privadasen sus casas
Today’s Eng Versen sus hogaresen los hogares de la genteen sus hogares
New Internationalen sus hogaresde casa en casade casa en casa
Philipsen sus hogaresen las casas de la genteen sus propios hogares
Jerusalemen sus casasen casas privadasen sus hogares
Youngen cada casaen cada casaen cada casa
New Berkeleyen el hogaren el hogaren los hogares
Syriacen el hogaren el hogaren casas
New Test (Int.).de casa en casa (Interlinear:en-sus-casas)en cada casa (Int.:en las casas)de casa en casa
Barclayen las casas de cada unode casa en casaen sus propios hogares
Translators’ N Ten el hogaren los hogares de la genteen sus hogares
Weymouthen el hogaren los hogaresen sus hogares

Por razones de espacio, no se pueden mostrar todas las doce páginas de la segunda lista, pero como ejemplo de lo que contiene se muestra ahora aquí la primera página:

TextoActividad de TestificarLocalización o método
Mateo 3:1-6Actividad de Juan.En el desierto, la gente iba a él (Mar.1:4-8; Lucas 3:3-18; Juan 1:19-35)
4:17Comienzos de JesúsNo se especifica (Mar. 1:14,15)
4:18-22Llama primero a sus discípulosA lo largo del mar de Galilea. (Mar.1:16-20)
4:23-25Viaje por GalileaNo se describe ningún método; ”Grandes muchedumbres le siguen.”
5:1-7:29Sermón en la montañaHabla a muchedumbres en la montaña (Lucas 6:12-42)
8:1-4Al leprosoEl registro dice “muchedumbres le siguieron” y el leproso vino a el (Luc.5:12-16)
8:5-10Al oficial del ejércitoEl oficial vino a el, “los que le seguían (a Jesús)” también escucharon.
8:14-17Respecto a curacionesEn la casa de Pedro; “la gente le trajo” a a los que necesitaban curación (Marcos 1:29-34; Lucas 4:38-41)
8:18-22Al escriba“muchedumbres al lado de el” cuando Jesús iba a subir a una barca, se le acercó un escriba.
8:28-34Al hombre poseido por demonioEn las afueras de la ciudad, la gente vuelve a encontrarse con Jesús (Mar.5:1-20; (Lucas 8:26-39)
9:2-8Al hombre paralíticoEn Capernaum, la gente le trajo el hombre paralítico (Lucas 5:17-26)
9:9Llama a MateoDonde se sentaba Mateo en la oficina de recaudación de impuestos. (Mar.2:14; (Lucas 5:27-32)
9:10-13Recaudadores de impuestos y pecadoresEstando reclinado en la mesa en la casa de (Mateo), la gente vino hasta allí. (Mar.2:15-17)
9:14-17Re jejuarRespecto al ayuno. Los discípulos de Juan “vinieron a él” (Mar.2:18; Lucas 5:33-35).
9:18-26La hija del gobernante y mujer enfermaEl gobernante “se acercó,” la mujer vino a él; entró en la casa del gobernante (Mar. 5:21-43; Lucas 8:40-56)
9:27-31Dos hombres ciegosLe siguieron hasta dentro de la casa (evidentemente la casa donde se alojaba en Capernaúm) Compare Marcos 2:1,2.
9:32-34Respecto al hombre mudoLa gente le trajo el hombre a la misma casa.
9:35-38ViajeSinagogas; el registro habla de muchedumbres; no se indican otros métodos Marcos 6:6,12,13)
10:1-42Envía a los doceNo se especifícan métodos prescritos; da instrucciones respecto a cuidar las necesidades tales como comida, ropa, dinero y hospedaje, mostrando cómo encontrar alojamiento apropiado desde donde llevar a cabo actividad; habla de “predicar desde las azoteas” pero evidentemente en sentido figurativo. (Mar.3:13-15;6:7-12,30; Lucas 9:1-6; Compare Lucas 9:51-56;10:5,6; Hechos 16:15; 17:6,7; 21:4,7,8,16,28)

En la lista completa de “Actividad de testificar” se listaron unos 150 incidentes diferentes de “testificar” (cuando se apuntaba un mismo incidente por más de un escritor de los evangelios, los textos citados generalmente se juntaban bajo un solo incidente por todo el informe).

De los más o menos 150 incidentes registrados en esos cinco informes bíblicos, solo alrededor de 34 incluían alguna referencia a “casa” u “hogar.” Entre éstos están los cuatro relatos que más frecuentemente se usan en las publicaciones de la Watch Tower como base para su enseñanza acerca de la actividad de puerta en puerta. Son los relatos de cuando Jesús da instrucciones a sus doce apóstoles y a los setenta discípulos antes de enviarlos en la obra de evangelizar, y las dos citas del libro de Hechos donde aparece la frase “de casa en casa” (en la Traducción del Nuevo Mundo). Puesto que toda la cuestión en el asunto era qué es lo que muestran realmente esos cuatro relatos – es decir, si es que se debe entender que se refieren a ir de una puerta a la otra o no- entonces ciertamente los otros treinta registros donde aparece la palabra “casa” u “hogar” deberían ser de gran interés, porque lógicamente arrojarían luz en cuanto al modo en que Jesús, sus apóstoles y discípulos dirigían su actividad. ¿Qué revelaron los restantes relatos? Como señalé a los miembros del cuerpo gobernante, la lista mostró que:

21 se referían o a hogares donde Jesús, Pedro o Pablo se hospedaron, o a hogares a los que se les invitó, a menudo para comer, incluyendo los hogares de Marta, María y Lázaro, Zaqueo, Simón el curtidor, Cornelio, Lydia, un carcelero en Filipo, Aquila y Priscila, Tito Justo, y Publio.

7 relatos se refieren a casas sin identificar pero el contexto indica o un lugar de hospedaje o un lugar de reunión, a veces todos los doce apóstoles o incluso estando presente una gran muchedumbre.

2 relatan cuando Jesús envía a una persona curada a su casa.

En todos los relatos, no hay ni un solo ejemplo que muestre que Jesús o alguno de sus discípulos llamaran de puerta en puerta o ni siquiera que fueran de una casa a la otra.

Quizás esa fue la razón por la que, a pesar de lo extensa que era, la lista nunca fue considerada por el cuerpo gobernante, aparte de una o dos referencias indirectas.

En lugar de eso, la discusión se enfocó principalmente en el uso de la frase “casa en casa” que se encuentra en los dos conocidos textos del libro de Hechos en la Traducción del Nuevo Mundo. Lloyd Barry instó a que se volvieran a usar esos textos para apoyar la obra de casa en casa y señaló que ‘ésta es la manera en que la organización ha llevado a cabo la obra a través de los años.’ (Cláramente, esto no es más que apelar a la tradición). Leo Greenlees enfatizó que ‘debemos tener un modo organizado de cubrir los territorios’ (cada congregación divide su área local asignada en “territorios” de unos pocos cientos de hogares cada uno). Albert Schroeder leyó algunas citas sobre el uso de la preposición griega kata y también citó los ejemplos del testificar público hecho por los Lolardos, seguidores de Wycliffe. George Gangas dijo que ‘la vasta mayoría de personas que han entrado en la organización se las contactó por ir de puerta en puerta.’ (En realidad, hay clara evidencia de que solo una minoría de testigos han llegado a serlo como resultado de una visita en sus puertas. He preguntado a grupos de personas acerca de por qué medio llegaron a ser testigos y, en cada caso, de quizás una docena de personas solo una o dos se habían interesado primero a través de ese medio. La mayoría se interesaron por miembros de familia, compañeros de trabajo, conocidos y contactos parecidos. Se ha presentado evidencia similar a través de informes de superintendentes de circuito. Uno de los ancianos citados en el capítulo 6, en su respuesta a la Sociedad declaró, “En más y más territorios es posible ir de puerta en puerta por literalmente horas y no hablar con nadie… Parece cada vez más claro que la mayoría del aumento viene de los esfuerzos del testificar informal más bien que de puerta en puerta”. Carta de Worth Thornton.) Carey Barber habló de la actitud de ancianos que cuestionaban la base bíblica para la obra de puerta en puerta, diciendo que ‘evidentemente no sienten necesidad de ser celosos en esa obra’. Se refirió a hechos 20:21 como muestra de que Pablo había hablado a personas acerca del “arrepentimiento”, arguyendo que esto indicaba que su obra de casa en casa (referida en el versículo 20) se hacía entre extraños, no entre discípulos. Citó el comentario de una mujer, una Testigo, que dijo de la obra de casa en casa, “¿Qué estoy haciendo aquí si no tengo que predicar?” Lyman Swingle dijo que ‘evidentemente quien escribió el asunto citado quería tener un “mandato” para ir de puerta en puerta, algo para lo cual él (Swingle) no veía que estuviera justificado en las Escrituras. Karl Klein dijo que estamos ‘bajo la obligación de usar los mejores medios posibles para predicar,’ y citó el ejemplo del “hombre con el tintero de escribano” en la visión del profeta Ezequiel y el poner una marca en la frente de las personas. [Vea Ezequiel 9:3-11. La afirmación de la organización es que el único modo en que este hombre simbólico podía haber cumplido con su tarea, era por medio de ir de puerta en puerta. – Vea The Watchtower, 15 de mayo de 1981, pág.11. – En efecto, se pretende saber cómo tienen que haberse hecho las cosas hace unos 25 siglos. Las Escrituras mismas no dicen nada en cuanto al método que se usó.]. Dijo que ‘los hermanos que se autodisciplinan y tienen amor, irán de casa en casa.’ Milton Henschel llamó la atención a que ‘algunos ancianos dicen que “no hay ningún respaldo bíblico para la obra de casa en casa”‘ y, con énfasis considerable añadió que ‘él mismo no estuvo en Éfeso pero que Lucas sí estuvo y que Lucas dice que Pablo iba de “casa en casa.”‘ Dijo también que ‘nuestra ocupación es hacer discípulos y que a los hermanos se les debería estimular a ir de puerta en puerta.’ Sugirió citar algunas de las decisiones del Tribunal Supremo de los Estados Unidos que hablaban acerca de la práctica de ir sin invitación a los hogares de la gente, como un método de predicar ya desde hacía tiempo. El secretario tesorero Grant Suiter dijo que ‘si se ha publicado algo que reste valor a la obra de casa en casa, se tendría entonces que nombrar un comité especial que lo considerara. Dijo que había ciertos informes que indicaban que algunos testigos no llevaban literatura con ellos cuando iban de puerta en puerta. Dijo que ‘había mucha gente que le gustaría estar con los testigos de Jehová pero que no les gusta testificar’ y que los ancianos no deberían ser de esa clase. [En contraste con esas fuertes declaraciones, de todos los miembros del cuerpo gobernante, Grant Suiter era probablemente el que más raramente participaba en la actividad de puerta en puerta. Un miembro del Departamento de redacción que pertenecía a la misma congregación que Suiter y estaba asignado al mismo “estudio de libro,” dijo que durante los años en que había asistido a las reuniones para el servicio del campo, nunca lo había visto presente. La esposa de Suiter, en conversación personal con mi esposa, expresó cuán difícil se le hacía ser una “publicadora regular” – lo que requiere solo una hora al mes-, diciendo que ellos hacían arreglos para salir muchos fines de semana y que mientras Grant podía informar el tiempo cuando daba discursos a la congregación, ella no podía hacer ni eso]. Lloyd Barry habló de nuevo y citó el comentario de un sacerdote católico acerca del buen ejemplo de los testigos de Jehová al ir de puerta en puerta. Citó a un miembro del Comité de la Sucursal de Panamá, que dijo que la obra de casa en casa es “la misma piedra angular de nuestra adoración”. Leo Greenlees habló también de nuevo y dijo que la mayoría de los hermanos están “desorganizados a nivel personal” y no llevarían a cabo la obra si la organización no hiciera arreglos por ellos.

Esto es un resumen de la mayor parte de la discusión e ilustra el cariz que tomó, las actitudes y el modo de pensar que manifiestan. Hice grandes esfuerzos por traer la atención a las Escrituras mismas a lo largo de la sesión, pero la discusión raramente se mantuvo por suficiente tiempo como para poder tener algo de consideración minuciosa. Si tenía lugar alguna discusión bíblica, se enfocaba casi por completo en lo correcto de la traducción “de casa en casa,” tal y como se encuentra en Hechos 5:42; 20:20, en la Traducción del Nuevo Mundo y quien defendía esto particularmente era el presidente Fred Franz.

En realidad, ni yo ni nadie habíamos rechazado o aún criticado esa traducción. La verdadera cuestión era, ¿qué significaba alí “casa en casa”? ¿Era sinónimo de “puerta en puerta” tal y como lo usaban los Testigos? ¿O tenía simplemente el mismo sentido que “en hogares privados”, tal y como vierte la Traducción del Nuevo Mundo la frase idéntica en Hechos 2:46? Yo había llamado la atención a esto en varias ocasiones durante la discusión. Puesto que Fred Franz era de hecho el traductor de la Traducción del Nuevo Mundo , estaba seguro de que se daría cuenta de que ésta misma frase griega (kat’oikon) también se usaba cuatro veces para referirse al lugar de reunión de creyentes cristianos en ciertos hogares de discípulos. (Véa The Kingdom Interlinear Translation en Romanos 16:5; 1ª Corintios 16:19; Colosenses 4:15; y Filemón versículo 2.) En estos versículos él había traducido la frase griega como “en sus casas,” “en la casa de ella,” y “en su casa.” Aunque está claro que en estos textos la preposición kata no se usa en sentido distributivo, no obstante ilustran que la frase se usó en referencia a hogares privados de discípulos.

Así, es que en un esfuerzo por traer a colación el asunto de que, no importara el modo en que se tradujera la frase, el punto en cuestión era si claramente ésta conllevaba el significado que se le había asignado, me sentí finalmente impelido a hacer una pregunta directa a mi tío, y dije: ¿De verdad cree el hermano Fred Franz que la frase ‘de casa en casa’ tal y como se encuentra en esos versículos [Hechos 5:42; 20:20] significa realmente ir ‘de puerta en puerta’? Apreciaría que él se expresara sobre eso”.

El presidente, Karl Klein, se volvió hacia él y dijo: “¿Bien, hermano Franz?” Su respuesta empezó diciendo, “Sí – Creo que puede incluir eso.” (Note el uso de la expresión “puede”, no “sí incluye.”) Entonces pasó a decir, “Por ejemplo, al ir a un hogar Pablo pudo haber entrado por la puerta principal, y después de la consideración, pudo haber salido por la puerta trasera, y así estaría yendo de puerta en puerta.” Algunos de los miembros se echaron a reír. Pero el hecho fue que la declaración no tenía la intención de hacer reir, sino que se dijo con toda seriedad. Digo esto no solo porque por entonces ya hacía que conocía a mi tío por más de medio siglo, y conocía su manera de hablar cuando era deliberadamente humorística, sarcástica o aún chistosa. No fue un comentario que se hiciera sin pensar en una conversación casual. El presidente de la Sociedad sabía que la pregunta fue directa al asunto central por el que se había iniciado la larga discusión. Habló tanto meditadamente como con un tono que apelaba a la razón, y no dio la más mínima indicación de intentar o esperar que su explicación fuera tomada de algún otro modo que como algo razonable. Me quedé perplejo, porque parecía increíble que pudiera darse semejante respuesta para clarificar de algún modo el asunto central de una discusión que llevaba ya varias horas. Una vez, en una conversación, Karl Klein declaró, “Freddie puede racionalizar cualquier cosa”. Todavía quedo perplejo de ver cómo un hombre obviamente inteligente, podía ofrecer semejante racionalización evasiva, lo suficientemente descabellada como para producir la risa de sus compañeros miembros del Cuerpo. Pero fue la única respuesta que recibió mi pregunta.

Había solicitado de los miembros del Cuerpo que se considerara las doce páginas de evidencia bíblica y poder observar algo que indicara si Jesús, en alguna ocasión, establecía el ejemplo de ir de puerta en puerta. Esto también quedó sin responder.

Al poco rato de mi pregunta a Fred Franz, el cuerpo gobernante votó para que Lloyd Barry supervisara el material escrito que reintroduciría el uso de los textos al principio mencionados, como apoyo específico a la actividad de puerta en puerta llevada a cabo por los testigos de Jehová. La votación fue de trece a favor y cuatro en contra.

La discusión me pareció desalentadora. No fue porque de algún modo el voto decisivo no me lo esperara. El factor desalentador fue la manera y el espíritu en que la discusión misma se llevó a cabo – aunque quizás me equivoque, porque de cualquier modo el patrón de lo que ocurrió, que era algo que ya había experimentado, también debería haber hecho que lo esperara. Más adelante, me tomé tiempo para poner algunos comentarios en una hoja escrita para darla a todos los miembros, pero después de escribir el material me pregunté cuál sería el uso que se le daría por intentarlo de nuevo. Me parecía un ejercicio inútil. Acabé concluyendo solo unas cuatro copias, las envié a los miembros que pensé que podrían por lo menos dar alguna consideración al material y el resto lo archivé.

Haciendo que las Escrituras se ajustaran a una enseñanza organizacional

Cuando se asignó al miembro del cuerpo gobernante Lloyd Barry para que se encargara del material que se preparó sobre el asunto para La Atalaya, voluntariamente manifestó delante del Cuerpo que él se aseguraría de que se diera debida consideración a la información que se presentó en las dos listas (de evidencia bíblica con respecto al testificar, en los cuatro evangelios y en Hechos, y de los modos en que kat’oikon se traducía en varias versiones) que yo había facilitado a los miembros del Cuerpo. El mismo escogió escribir el material y finalmente apareció en La Atalaya 1 de Diciembre de 1979. No contenía ninguna consideración de toda la evidencia bíblica que se facilitó, ni se dió de hecho ninguna consideración a los aspectos básicos envueltos, tal y como se discutieron en la sesión del cuerpo gobernante.

Desde el principio, los artículos traían uma imagen grande con casas, con figuras menores insertadas en ella, mostrando Testigos llamando a las puertas y abajo las palabras: “Como hicieron los apóstoles de Jesús, los cristianos de hoy día buscan “de casa en casa” a los que son dignos de recibir las ‘buenas nuevas’”. Así, desde el principio, “casa en casa” y “puerta en puerta” fueron equiparados. El artículo en modo alguno presentaba prueba de que esto ocurre en las Escrituras; ese lado de la cuestión ni siquiera fue considerado.

Los artículos que siguieron ilustran con claridad el modo en que, con una frecuencia que entristece, la organización presenta a sus miembros un cuadro sesgado de los asuntos, suprimiendo toda evidencia desfavorable y así privar a sus miembros de la oportunidad de enjuiciar completamente los asuntos y llegar a una conclusión personal en cuanto a la validez de la posición tomada.

Puesto que no se pudo presentar ninguna evidencia de que Jesús hubiera establecido un ejemplo de ir de casa en casa en el sentido de visitar consecutivamente las casas de puerta en puerta, en el primer artículo se puso el enfoque en cambio sobre sus instrucciones a los doce apóstoles y a los setenta dicípulos. (páginas 9 y 10 del primer artículo.) Seguía con la práctica acostumbrada de presentar solo aquellas partes del texto que hablan de ‘buscad al que es merecedor,’ y omiten las frases que acompañan esas palabras, tales como “quedaros allí hasta que salgais,” “permaneced en aquella casa, comed y bebed las cosas que os provean…. No andad transfiriendoos de casa en casa.” (Párrafos 8-10) Después de citar solo parte de las palabras de Jesús, el artículo pasa entonces a decir:

Esto exigiría que fueran a los hogares de la gente, donde personas ‘merecedoras’ prestarían atención a las “buenas nuevas”. De este modo, aquellos discípulos también hallarían alojamiento para la noche.

Note, “también hallarían alojamiento”. Esto sirve para dar la idea de que esta parte de las instrucciones de Jesús, se refieren en primer lugar a la predicación de puerta en puerta y que el alojamiento era algo secundario, casi sin importancia. Sin embargo, una simple lectura del pasaje (tanto en éste como en los otros evangelios) muestra que Jesús, después de hablar a sus discípulos acerca de las cosas que necesitarían cuando viajaran al predicar, es decir, dinero, comida y ropa, pasó entonces a hablarles acerca de algo más que ellos necesitarían durante su viaje, a saber, alojamiento y que éste era el principal asunto del que tratan sus palabras citadas. Demuestra esto la declaración de Jesús que sigue después, “y quedaros allí hasta que salgáis.” Por medio de citar solo una parte del versículo y separar los aspectos de que trata, es más fácil que el artículo manipule la mente del lector para que acepte las ideas que se presentan. (El artículo traza también un “sendero falso” en el camino, cuando dice – página 10 -, “El relato no dice si fueron a las sinagogas o a las plazas de mercado. Pero sí recibieron instrucciones de ir a las casas de la gente.” Esto sirve para desviar la atención del asunto principal, el cual es si Jesús estaba dando instrucciones sobre “métodos de testificar” o estaba dando instrucciones en cuanto a obtener alojamiento. Los discípulos ya sabían cómo “testificaba” Jesús porque habían estado con él y observado su ejemplo. Sus propios relatos – como son los de Mateo y Juan – no dicen nada de que fueran de casa en casa pero sí relatan que hablaban en sinagogas, plazas de mercado y otros lugares públicos así como que aceptaban invitaciones en hogares particulares y que allí hablaban a la gente que estaba presente).

El escritor usó el mismo método cuando cita las palabras de Jesús a los setenta discípulos enviados por él, como se registra en Lucas 10:1-16. En el artículo, esas palabras se citan:

Donde quiera que entren en una casa, digan primero: ‘Tenga paz esta casa’. Y si hay allí un amigo de la paz, la paz de ustedes descansará sobre él. Pero si no hay se volverá a ustedes.

Las palabras de Jesús que siguen inmediatamente después no se citaron. ¿Por qué no? Dicen:

“De modo que quédense en aquella casa, comiendo y bebiendo las cosas que les suministren, porque el obrero es digno de su salario.No anden transfiriéndose de casa en casa”.

Estas palabras muestran claramente que Jesús les estaba diciendo a sus discípulos cómo poder conseguir alojamiento con personas apropiadas y cómo deberían comportarse una vez que lo consiguieran. Puesto que esas palabras dan un aspecto totalmente diferente al cuadro, no convenían al argumento del escritor. Así es que simplemente no se incluyeron.

Cuando se trató el asunto de la traducción, el artículo reconoció de manera breve que “hay otras traducciones” además de la de “casa en casa” para kat’oikon, pero entonces presentó ¡solo las traduciones que usan esa expresión! Nunca se trató el asunto de si “distributivo” significa o requiere la idea de “consecutivo.”

En una nota al pie de página se alistaban dieciocho traducciones que contenían la frase “de casa en casa” en Hechos 20:20. No se le decía al lector que hay igualmente muchas traducciones que vierten de otra manera, como “privadamente,” “en hogares privados,” “en el hogar,” y versiones similares. No se le dijo al lector que algunas de esas mismas traducciones que se alistaban y que usaban “de casa en casa” en Hechos 20:20, vierten kat’oikon como “en el hogar” en Hechos 5:42. (American Standard Version; Revised Standard Version; English Revised Version; Moffatt’s translation.) En la nota al pié de página con la lista de versiones que usan “de casa en casa” en Hechos 20:20, se incluía la American Standard Version, pero no señalaba que en su lectura en el margen dice “o en varios hogares privados.” En ese aspecto, si algo no contribuía en sí mismo para promover la idea por la que se diseñaron los artículos, sencillamente se ignoró. Incluso el escritor, Lloyd Barry, sabía que éste había sido un punto serio y crucial de discusión en la sesión del Cuerpo Gobernante.

Más difícil de entender, es por qué los artículos en ningún lugar reconocieron el hecho de que la propia Traducción del Nuevo Mundo de la organización, traduce kat’oikon por la frase “en hogares privados” en Hechos 2:46. Ese versículo ni siquiera se mencionó en toda la presentación. ¿Por qué no? La razón parece evidente.

El primer artículo colocaba el fundamento y los dos restantes se basaban en lo mismo, citando a historiadores (E. Arnold y H.G. Wells, que escribieron acerca del espíritu evangelizador del Cristianismo primitivo), la manera misma en que la organización testifica de puerta en puerta, decisiones judiciales y otro material que apoyaba el punto de vista que se presentaba.

De ese modo los artículos presentan un ejemplo notable de supresión de la evidencia contraria, de “razonamiento circular” donde premisas no probadas se plantean como si fueran hechos. Escritos en un lenguaje vigoroso y vivo, con declaraciones hechas de manera positiva y confiada, los artículos no dan al lector ninguna indicación de que pudiera haber un entendimiento alternativo de los relatos bíblicos que se citan para apoyar la posición tradicional. En vista de la discusión del cuerpo gobernante y de la evidencia que se ha presentado aquí, es difícil no ver esto como simplemente falta de honradez intelectual.

El relato de la testificación del apóstol Pablo

Se podrían multiplicar los ejemplos de este modo de ignorar o suprimir la evidencia. Como solo uno de tantos, La Atalaya de 15 de Mayo de 1983 contenía una consideración del servicio del apóstol Pablo y citaba sus palabras en Hechos 20:20, 21. Considere la afirmación que le seguía (página 13):

“Más tarde pudo decir apropiadamente a los “ancianos” de la congregación de Efeso: “No me retraje de decirles ninguna de las cosas que fueran de provecho, ni de enseñarles públicamente y de casa en casa. Antes, di testimonio cabalmente tanto a judíos como a griegos acerca del arrepentimiento para con Dios y de la fe en nuestro Señor Jesús” (Hech. 20:17, 20, 21, 31; 19:1-41). De modo que antes que se hicieran cristianos aquellos hombres que para entonces eran ancianos, el apóstol les había enseñado las verdades fundamentales del cristianismo en la actividad de predicar de “casa en casa”.

Pablo mismo habla de enseñar a esos hombres primero “públicamente” y después les enseñó de “casa en casa.” En realidad, el escritor del artículo invierte el orden, afirmando categóricamente que el rasgo distintivo de ir “de casa en casa” fue el medio inicial por medio del cual los ancianos efesios habían llegado a ser cristianos. Sencillamente pasa completamente por alto la parte que tuvo que ver con la enseñanza “pública” de Pablo en instruir a esos hombres en “las verdades básicas del Cristianismo,” aunque Pablo mismo la lista en primer lugar. ¿Qué razón posible pudo tener el escritor para hacer eso? ¿Dónde sitúan específicamente las palabras de Pablo a esos hombres cuando se arrepentían y ponían fe en Jesucristo, de modo que llegaban a ser cristianos? En realidad, en el capítulo que precede al ya citado (es decir, el capítulo diecinueve de Hechos) la Biblia misma nos habla acerca de la verdadera actividad de Pablo en Efeso. Así es que, como Milton Henschel puntualizó, ‘nosotros no estuvimos en Efeso y Lucas sí,’ ¿qué muestra el propio relato de Lucas (como el escritor del libro de Hechos) en cuanto a cómo y dónde dio Pablo “testimonio cabalmente tanto a judíos como a griegos” acerca del arrepentimiento y fe en Cristo?

Hechos capítulo diecinueve muestra que, cuando llegó a Efeso, Pablo “encontró a algunos discípulos,” unos doce, que no sabían nada acerca de recibir el don del Espíritu o acerca de ser bautizados en el nombre de Cristo, y que habían sido bautizados en el bautismo de Juan. Pablo los bautizó en el nombre de Jesús. Pero debe notarse que esos hombres ya eran “creyentes,” “discípulos,” cuando los encontró. El les enseñó, no como a extraños que no estuvieran informados, sino como a hombres que ya eran discípulos.

El caso de ellos se puede comparar con el de Apolos, que se describe en el capítulo que le precede como que “solo conocía el bautismo de Juan ” cuando Aquila y Priscila vinieron a conocerle. (Hechos 18:24-26) A pesar de todo, aún antes de que ellos “le expusieran con mayor exactitud el camino de Dios ,” Apolos ya había estado “hablando y enseñando con corrección las cosas acerca de Jesús” en la sinagoga. Aunque estaba incompleto en su entendimiento, él era ya sin duda un cristiano cuando Aquila y Priscila lo encontraron. Además, no lo encontraron yendo de puerta en puerta, sino mientras ellos mismos asistían a la sinagoga. No hay suficiente razón para ver a los doce hombres de Efeso de manera diferente.

Después de describir el bautismo de esos hombres por Pablo, el registro en hechos capítulo diecinueve pasa a decir:

“Entrando en la sinagoga, él habló con denuedo por tres meses, pronunciando discursos y usando persuasión respecto al reino de Dios. Pero cuando algunos persistieron en endurecerse y en no creer, y hablaban perjudicialmente acerca del Camino delante de la multitud, se retiró de ellos y separó de ellos a los dicípulos, y pronunciaba discursos diariamente en la sala de conferencias de Tirano”.

Esto es lo que relata el testigo presencial Lucas en cuanto al ministerio de Pablo en Éfeso. Muestra que algunos de los que escuchaban los discursos de Pablo en la sinagoga durante aquellos tres meses, o ya eran discípulos o con el tiempo llegaban a serlo. No dice que los que aceptaban el Cristianismo por medio de esos o de cualesquier otros, fuese como resultado de “actividad de predicar de casa en casa.” Toda la evidencia bíblica que hay indica que lo más probable es que fuera como resultado de escuchar los discursos públicos de Pablo en la sinagoga. Considere esa evidencia tal y como se presenta en el relato de Lucas:

A través del libro de Hechos hay ejemplo tras ejemplo de personas que llegan a ser creyentes como resultado de discursos dados en lugares públicos o de manera pública. Los 3.000 en el Pentecostés estaban reunidos publicamente para oir a Pedro y a los otros discípulos hablar, y que cada día se arrepentían y llegaban a ser creyentes. No respondían a la llamada de alguien en las puertas de sus casas. (Hechos 2:1-41) Aunque es cierto que Cornelio y sus asociados oyeron el mensaje del arrepentimiento y de la fe en Cristo en su propia casa, la visita de Pedro allí no estaba relacionada con alguna “actividad de predicar de casa en casa” sino que era una visita específica a solo aquel hogar. (Hechos 10:24-48) En Antioquía de Pisidia, como resultado de que Pablo hablara en la sinagoga a ciertas personas, judíos y prosélitos, “siguieron a Pablo y a Bernabé” para oir más. (Hechos 13:14-16, 38-43) Si estaba envuelta alguna casa, era lo más probable la casa donde Pablo y Bernabé estaban alojados, con esas personas interesadas visitándoles en esa casa, lo contrario de que fueran visitados en sus puertas por Pablo y Bernabé. (Compare una situación similar en el ministerio de Jesús en Juan 1:35-39.) El sábado siguiente, “todos los que estaban correctamente dispuestos para la vida eterna llegaron a ser creyentes”- en la sinagoga, según todas las indicaciones. (Hechos 13:44-48) En Iconio, el relato dice que Pablo y Bernabé hablaron otra vez en la sinagoga y que “una gran multitud tanto de judíos como de griegos llegaron a ser creyentes.” Ellos ‘se arrepintieron y pusieron fe en Cristo’ como resultado de la enseñanza pública en la sinagoga y sin ninguna mención a alguna “actividad de casa en casa”. (Hechos 14:1) En Filipos, Lidia ‘abrió su corazón y respondió al mensaje de Pablo,’ pero fue junto a un río y solo después de eso Pablo entró en su casa como su huésped. (Esta situación ilustra de manera muy clara, cúal pudo haber sido el caso de los discípulos de Jesús en sus viajes de predicación y de cómo aplicaron su instrucción acerca de permanecer en los hogares de personas ‘merecedoras.’) El carcelero filipense que más tarde se convirtió, llegó a conocer a Pablo cuando éste era su prisionero en su cárcel y el que Pablo entrara en su casa se debió a que el carcelero quiso saber más, no a una visita en su puerta sin haberlo solicitado. (Hechos 16:12-15, 25-34) En Tesalónica, el resultado del razonamiento de Pablo con la gente en la sinagoga durante tres sábados fue que “algunos de ellos llegaron a ser creyentes y ellos mismos se asociaron con Pablo y Silas , y una gran multitud de entre los griegos que adoraban a Dios” también lo hicieron – de nuevo, enseñanza pública en la sinagoga sin mención alguna a actividad de predicar “de casa en casa”. (Hechos 17:1-4) En Berea, cuando llegaron, “entraron en la sinagoga de los judíos” y “muchos de ellos llegaron a ser creyentes, y también no pocas de las mujeres griegas estimables y no pocos de los varones (Hechos 17:10-12). En Atenas, después de que Pablo hubiese hablado públicamente en la sinagoga, en el mercado y en el Areópago, todos lugares públicos, algunos “se juntaron a él y llegaron a ser creyentes.” (Hechos 17:16-34) En Corinto, mientras Pablo estaba alojado en el hogar de Aquila y Priscila, “todos los sábados pronunciaba un discurso en la sinagoga y persuadía a judíos y a griegos.” Cuando la oposición lo obligó a que saliera de la sinagoga, se fue a la puerta contigua, el hogar de Tito Justo y usó esa casa como lugar de enseñanza, y el relato dice, “Pero Crispo, el presidente de la sinagoga se hizo creyente en el Señor, y también toda su casa. Y muchos de los corintios que oyeron empezaron a creer y a bautizarse.” (Hechos 18:1-8) Crispo y su familia habían oído inicialmente las buenas nuevas en la sinagoga y más tarde solo en su hogar cuando se usó como lugar de reuniones, y no estuvo envuelta ninguna visita de puerta en puerta.

Todos estos relatos son anteriores al relato de la actividad de Pablo en Éfeso. ¿Podemos pensar que no arrojan suficiente luz en cuanto a la declaración de Pablo en Hechos 20:21 citada en La Atalaya cuando dice que él dió “testimonio cabalmente, tanto a judíos como a griegos, acerca del arrepentimiento para con Dios y de la fe en nuestro señor Jesús”? Según todos esos relatos, ¿éxactamente dónde había hecho eso Pablo? ¿Lo hizo con alguna clase de actividad de puerta en puerta? ¿O en lugar de eso, lo hizo en lugares públicos, principalmente sinagogas? Cuando estaban envueltos hogares, ¿había ido el apóstol hasta allí en la actividad de puerta en puerta o había sido invitado en cada caso a aquel hogar específico? La gente, “judíos y griegos”, ¿se había arrepentido y llegaba a ser cristiana a través de la enseñanza pública en las sinagogas? Claramente, así fue. Delante de toda esta evidencia de las Escrituras mismas y de las palabras de Lucas como testigo ocular, ¿cómo pudo el escritor de La Atalaya no hacer la más mínima mención de lo clara que era la probabilidad de que lo que había ocurrido, había ocurrido también en Éfeso? ¿Es que no investigó el asunto? ¿Es que no estaba al tanto de esa evidencia? Una superficialidad semejante sería indigna de una persona que escribe para millones de lectores. ¿O es que prefirió pasar por alto la gran cantidad de evidencia para hacer así que la Escrituras se ajustaran a las enseñanzas de la organización? Eso sería todavía menos excusable.

Pablo dice que él enseño a personas en Éfeso “públicamente y de casa en casa.” Si el primer método es público, el segundo, razonablemente, es privado. Cuando observamos todo el libro de Hechos de un modo amplio y detallado, lo que ocurrió en Éfeso cláramente pudo haber sido, que Pablo encontrara creyentes como resultado de hablar en la sinagoga y más tarde en la escuela de Tirano, y que después de eso fuera a los hogares de tales creyentes, de un hogar a otro, dándoles, no intrucción pública, sino privada, intrucción personalizada. Una argumentación honesta, por lo menos reconocería esto como una posibilidad, y si se da importancia a todos los ejemplos bíblicos anteriores, el reconocer esto es la explicación más razonable. La Atalaya no hizo eso. ¿Por qué?

Creo que por lo menos una razón está relacionada con el efecto que pudiera producir semejante consideración imparcial de la evidencia bíblica. Ciertamente, los miembros del Cuerpo Gobernante se dan cuenta de que el extender la actividad de puerta en puerta en la que están ocupados los miembros de la organización a nivel mundial, es en gran medida la razón de la constante presión en las revistas, en las reuniones semanales y en los discursos por parte de los superintendentes de circuito. Aunque su propia posición de privilegio, les permite cierto grado de inmunidad en cuanto a tal presión, ellos seguramente saben por su experiencia en el pasado antes de que llegaran al liderazgo, que han sentido tal presión y que es real. (Este grado de inmunidad se extiende en cierto grado a otros que están en niveles de la administración más elevados. En una carta al Comité de Servicio, con fecha del 29 de Diciembre de 1.976, el secretario de aquel comité, Robert Wallen, cita un caso en la congregación de Woodhaven (con la que estaba asociado) en la cual el superintendente de circuito habló en contra de que fuera anciano un hombre que tenía como promedio, unas cinco horas al mes en el “servicio del campo.” Wallen puntualizó que el hombre había servido como anciano en otra congregación, que fue recomendado por esa congregación, y también que tenía dos niños de edad pre-escolar. Él dijo que el caso lo había hecho pensar seriamente acerca de su propia situación, ya que el tiempo promedio que él pasaba en el servicio “era más o menos el mismo que el de este hermano.” Incluso llegó a decir que debido a su asignación en las oficinas centrales, su cualificación como anciano se juzgó con una norma diferente a la de este hombre. Aunque eso es verdad de los que tienen asignaciones de cierta prominencia, esa inmunidad no se extiende al trabajador medio de la central, y no disfruta de ningún desahogo de la presión para que haga horas en el servicio del campo). Sus propias expresiones, por ejemplo en cuanto al asunto de informar, muestra un verdadero temor a que el dejar de presionar podría resultar en que esa actividad mermara. El comentario de Leo Greenlees de que la mayoría de los hermanos están “desorganizados” y que necesitan de los arreglos de la Sociedad para hacer que participen en la obra, tipifica el punto de vista paternalista que a menudo se expresa en las sesiones del Cuerpo Gobernante. Aunque se estaba tratando otro aspecto del programa de la organización – una sugerencia acerca de reducir el tiempo de duración de las reuniones semanales – se expresó un comentario bastante parecido cuando Milton Henschel preguntó, “¿Y qué van a hacer los hermanos si les concedemos más tiempo libre? Probablemente lo usarán en ver la tele.”

Si ellos pensaran de manera consciente en todo lo que estamos tratando, los hombres que están en posiciones de liderazgo saben también que la organización Watchtower ha producido un imperio editorial de proporciones tremendas y que se han necesitado décadas para construirlo. Ese sistema editorial, con sus grandes y costosas oficinas sucursales e imprentas así como la gran cantidad de alojamiento para los que las manejan, son razón de mucho orgullo y con frecuencia se cita como evidencia de bendición divina y prosperidad. Cualquier disminución en la presión sobre los testigos para que participen en la actividad de puerta en puerta con las publicaciones que emanan de ese sistema, quizás podría hacer que el imperio se derrumbara o que se desmantelara ampliamente. Creo sinceramente que, para muchos de los que están en puestos prominentes en la organización, solo la idea de esto es inconcebible.

Los miembros del cuerpo gobernante saben también que, todos los años se produce un enorme volumen de millones de publicaciones y que solo se lee una pequeña fracción de ellas. Pero la cantidad total de lo que sale ayuda a dar la impresión de que se está dando un tremendo “testimonio mundial” a la gente. Considerando que el apóstol Pablo “enseñó” públicamente y en hogares privados, la obra de ir de puerta en puerta de los testigos de Jehová en los países donde su obra se lleva a cabo, es realmente una forma pública de predicar pero no de enseñar. Incluso el alcance de esa “predicación” es notablemente pequeño. En la mayoría de los países, los testigos solo participan ocasionalmente en alguna conversación con sustancia y todavía es menos frecuente el que pasen el umbral de la puerta. En un gran porcentaje de casos el “testificar” envuelve no más que ofrecer con rapidez alguna publicación de la Watch Tower. Incluso en los pocos casos en que la gente permite al Testigo decir más, o lo invitan a él o a ella a su casa, en la inmensa mayoría de los casos difícilmente pudiera decirse que se trata de un “enseñar” y ni tan siquiera calificarlo de ‘llevar cabalmente testimonio acerca del arrepentimiento y fe en el Señor,’ porque ello consiste ante todo y principalmente de solo una breve consideración de uno o dos versículos de la Biblia y seguidamente se ofrece literatura de la Watch Tower. (La carta del Comité de Sucursal de Sudáfrica que se mencionó anteriormente, incluye declaraciones que son verdad en la mayoría de los países cuando dicen que “pocos de entre el público lee realmente nuestras revistas,” “muchos publicadores pagan las revistas y distribuyen solo una parte de las que tienen”, y finalmente pregunta, “¿Qué objeto tiene el distribuir millones de revistas, si no se cumple nuestro principal propósito al hacer eso?”) El verdadero “enseñar” que se lleva a cabo, se encuentra en los “estudios bíblicos en los hogares” que se conducen, y cualquiera que está familiarizado con la situación en las congregaciones de los testigos de Jehová debe saber que solo una pequeña minoría de ellos participan en tal actividad de estudio de la Biblia.

Un artículo intitulado “El Reto de Ir de Casa en Casa” de La Atalaya del 1 de Septiembre de 1981 anteriormente mencionado, presenta un cuadro atractivo de los beneficios de participar en la obra de puerta en puerta. Afirma que no hay “nada como el método de evangelizar de casa en casa para ayudar a uno a cultivar los frutos del espíritu de Dios,” que “le ayuda a uno a cultivar la virtud de la humildad,” que “tiende a hacerlo a uno más compasivo, a usar más empatía,” y que “sirve como protección del mundo.” Probablemente es verdad que cualquier actividad que haga que uno esté en contacto con la gente, incluidas muchas formas de trabajo social, puede tener un efecto positivo en el punto de vista y actitud de uno para con la gente. Pero el panorama que se presenta es más bien una suposición arbitraria que una realidad, y creo que la mayoría de los Testigos, que regularmente se codean con ancianos y precursores, y que están en contacto con superintendentes de circuito y distrito, saben que la obra de puerta en puerta en sí misma hace muy, muy poco para que se sea mejor, personas más compasivas que manifiesten en grado notable amor, paciencia, resignación, apacibilidad y los otros frutos del Espíritu. La descripción entusiasta de La Atalaya representa más una ilusión que realidad, tal y como han demostrado las cartas de los mismos ancianos respetados de la organización. En cuanto a sentimientos de empatía, el mismo hecho de que a los testigos se les enseña a que piensen que las personas que visitan son mundanas, descarta cualquier profesión de espiritualidad por su parte como que no es genuinamente cristiana, y el que vean como “de condición de oveja” solo a los pocos que responden, ciertamente impide cualquier sentimiento de empatía. El interés de ellos en la gente es en gran medida un interés relativo y estrecho de miras. Aunque la persona que hayan encontrado esté sufriendo debido a serios problemas y necesidades, el testigo (él o ella) raramente se interesará en otra cosa que no sea colocar literatura o hacer un converso. Aunque todo esto pueda parecer increíble, casi todos muestran la conducta del levita y el sacerdote de la parábola. Son pocos los que responden igual que el buen samaritano.

Ocurre lo mismo cuando se habla acerca de que el ir de puerta en puerta ayuda a cultivar humildad y los frutos del espíritu. Durante los años en que serví como superintendente de sucursal en el Caribe, vi una notable cantidad de tensión y dificultades en muchos hogares misionales establecidos por la organización. Parecía que era un problema constante el poder alcanzar algún grado satisfactorio de compatibilidad entre muchos de aquellos hombres y mujeres que eran llamados para vivir juntos en grupos pequeños en la misma casa. De manera constante, efectuábamos cambio tras cambio, trasladando personas de un hogar misional a otro en un esfuerzo por alcanzar un ambiente de paz en lugar de disensión. En una parte del Caribe donde estuve sirviendo, la sucursal estableció más tarde un hogar especial para ciertos misioneros que habían estado sirviendo allí por más tiempo. La razón era simplemente que ellos no parecían estar dispuestos a estar junto con otros, con algunos (que estaban en los mismos hogares donde ellos estaban); suplicaban ayuda y decían que sus vidas estaban llegando a ser miserables debido a las actitudes y costumbres de los otros misioneros. En un país sudamericano al que se me envió como superintendente de zona, el hogar misional que había estaba en el edificio de la oficina sucursal. El hogar estaba ocupado por personas, todas las cuales habían pasado décadas en el servicio de tiempo completo. Era tal el ambiente de quejas y diferencias de poca monta, que el coordinador de sucursal, después de haber hecho todo lo que pudo para vencer el egocentrismo, solicitó permiso y finalmente lo recibió para poder mudarse y vivir en otra parte, aunque todavía continuó en su labor como coordinador de sucursal. En todos los casos mencionados, esas eran personas que estaban o habían estado pasando diariamente cinco horas o más testificando, y mucho lo habían hecho “evangelizando de casa en casa”.

A pesar de toda la evidencia, las publicaciones de la organización regularmente continúan dando a entender que el cuestionar su método de ir de puerta en puerta es el resultado de falta de humildad y falta de fe y amor a Dios y a otros. Así, La Atalaya 1 de Diciembre de 1987 (página 20) dice:

… Para los que le pierden el temor a Jehová, las reuniones, el servicio ministerial en el campo y otras actividades cristianas pudieran convertirse en una carga.

Note cómo se describió a estos en La Torre del Vigía de Junio de 1937:

A los infieles el privilegio de servir a Dios llevando los frutos del reino delante de otros, como el Señor ha mandado, ha llegado a ser únicamente una ceremonia y formalidad cansada, que no les ofrece ninguna oportunidad de brillar ante los ojos de los hombres. El llevar el mensaje del reino de casa en casa en forma impresa, y presentarlo a la gente, es demasiado humillante para esos que se consideran importantes a sí mismos”… Eso es lo que puede suceder cuando dejamos de temer a Jehová y, también dejamos de amarlo.

Esto posiblemente daría a entender que nadie podría poner en tela de juicio lo correcto de que la organización Watch Tower coloque tanta importancia sobre el método de ir de puerta en puerta, ni siquiera si lo hace por razones sinceras y de conciencia, que se basen en estudio de la Palabra de Dios y en la evidencia que ésta presenta de manera clara. Esto significa que el que hace eso es infiel a Dios, que está preocupado por ‘brillar delante de los hombres,’ que se considera importante a sí mismo y que ha perdido el temor de Jehová y el amor por él.

Es bueno recordar que el artículo de 1937 citado antes, fue escrito (como todos los “artículos de estudio” de aquel tiempo) por el Juez Rutherford, quien nunca participó en la actividad de ir de puerta en puerta. Sus propios colaboradores afirman que él veía el trabajo que hacía como de más importancia. No solo era la persona cuya voz aparecía en todos los discos de fonógrafo que los Testigos de entonces llevaban a las puertas (aquellos fonógrafos fueron el único modo por el que Rutherford experimentó, por lo que hacían otros, el ir de puerta en puerta), sino que también daba todos los discursos principales en cualquier asamblea, y todos los anuncios para tales ocasiones llevaban su fotografía con su nombre siempre precedido del título “Juez,” y a menudo junto con la referencia de que era presidente de la corporación y miembro de la asociación New York Bar. Este era entonces, el escritor que se tomaba la libertad de acusar de auto-importancia y de deseo de resaltar a cualquiera que no apoyara con vigor la actividad de puerta en puerta que él incitó a hacer, pero de la cual él mismo se consideró una excepción.

(Hoja suelta del año 1937 en la que se anuncia una de las conferencias del “Juez” Rutherford)

Creo que es una grave responsabilidad el que se use argumentación incompleta y soslayada para respaldar la afirmación de la organización de que la actividad de ir de puerta en puerta, se enseña en la Biblia, es defendible y que fue un método distintivo cuando se testificaba en el primer siglo. No es un asunto de mera discusión académica o de debate sobre asuntos técnicos. Tiene consecuencias en las vidas de las personas, en cuanto al modo en que se ven a sí mismas y ven a otros.

El método de ir de puerta en puerta promovido por la organización, se ha convertido cláramente en una norma por la que se juzga la espiritualidad de otros así como su amor a Dios. Es seguro, que cualquier enseñanza que conlleve tales consecuencias merezca unos argumentos más legítimos que los que se encuentran en las publicaciones de la organización, así como una consideración más completa e imparcial de la evidencia y de los aspectos que están envueltos.

One thought on “De Casa en Casa

  • el octubre 3, 2021 a las 5:30 pm
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    Saludos hermano Erick muy buena explicación. Aparte de eso que mensaje llevan los TJ de casa en casa? Sera el mismo mensaje que predicaban los dicipulis de Jesus?…

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